Lo de Cataluña no va a tener fin. Cada día hay una cosa nueva, cada
vez más inverosímil y peor que la anterior. Ahora resulta que han pillado al
separatista Puigdemont, negociando con Rusia la llegada de un, pequeño,
ejercito para que invada Cataluña y proteja a los independentistas catalanes
del Estado español, que tan mal trata a estos ignorantes y pueblerinos
personajes. Esto, en un país normal de gentes normales, con una democracia bien
presentada y con un gobierno sensato, se llama traición y como está mandado
por las leyes debe ser castigado, rotundamente con prisión inmediata, sin más.
Pero aquí, como no tenemos nada normal, y estamos dirigidos por un gobierno
absurdo y de tontos esféricos, pues no pasa nada. Resulta que estos
personajillos de opereta bufa, se ríen de toda una nación, a la que han estado
esquilmando durante siglos con el cuenterete de ser independientes, porque así
lo han decidido ellos, que son los más guapos, los más listos y los más majos
del resto de España y por esto quieren separarse de esta pobre nación que les
puso en el mapa de Europa, sin haber hecho nada para merecerlo, si nos
olvidamos de sus juegos de mangantes y malas artes con España.
Pues estos son los que quieren pactar con, sus malos ciudadanos, el
salir de España. En esa mesa el pacto ya está hecho; “independencia o nada”
aparte de que se les done medio museo del Prado y se les pague las pensiones y
los sueldos del Gobert, con Puigdemont y todos los anmistidos a la cabeza.
Pero su forma de proceder no es precisamente fiable, y poco o nada se
debe confiar en ellos, porque en España también hay gente preparada y están
esperando su siguiente metedura de pata para ponerles en su sitio.
La traición del prófugo del listillo
catalán no puede quedar en el olvido, y debe ser castigada con rigor. Ya se
acabó el templar gaitas con perdones y amnistías de gilipollas. Cárcel a
perpetuidad, por si hay algún tonto más que quiera intentar este proceso. Y
quitar de en medio a los chalados que están permitiendo tanta inseguridad
ciudadana.
Usted señor Puigdemont es un osado peligroso, capaz de matar por sus
ideales, macarras e ilegales al que este gobierno de idiotas, le está
permitiendo hacer todo tipo de mamarrachadas e inconsecuentes traiciones, sin
que ninguno se atreva a ponerle en su sitio por miedo a esos ciudadanos bestias,
a los que usted y la jarcia de mangantes que le acompañan se encargan de animar
con sus soflamas de mala leche, para que conviertan Barcelona en una ciudad sin
ley en la que no se puede vivir. Esto es en realidad, lo que este desgobierno
chapucero e ignorante, está consiguiendo manteniéndoles a ustedes como socios,
cosa inaceptable y fuera de toda lógica. Pero todo vuelve a su lugar, pues el
tiempo no podrá aguantar tanta irresponsabilidad. A ustedes, jarcia, solo les
mantiene en su lugar absurdo, la indignidad de un gobernante traidor a sus
ciudadanos y al país que le ha permitido vivir, inconsecuentemente, con su
avión y figüreos por el mundo. Ya le falta menos.
Lo triste, no es que se vaya,
es como va a dejar este pobre país, antes llamado España.