Después de unos días ejerciendo de padre, el golfo de Pablo Iglesias ¡ Ha
vuelto! Y todos nos hemos quedado tan tranquilos, mucho más después de ver el
éxito de su vuelta. El geta Pablo pensó que con tan sonada puesta en escena iba
a petar, y sus seguidores dejarían pequeña
la plaza para escuchar su discurso de gran líder obrero, llenándolo todo con su
mitin de compañero incondicional comunista, pero quedó claro que los escritos
no salen igual desde un pisito de barrio
que desde la terraza de una casona de alta casta. Y es que tienes que
reconocer, pillastre, que los discursos escritos con vistas a la piscina, no
salen tan sinceros y mediáticos que los escritos entre cuatro paredes
grasientas. Te equivocaste, gandul, y
ahora tus mentiras suenan más a falsedad que las contadas desde el pisito en el
que vivías. Pero vamos a ver caradura, ¿Cómo puedes decir a esa pobre gente,
que no llega a mitad de mes, las patochadas de siempre sabiendo, que tu te
vas a dormir caliente en tu casoplón
mientras ellos viven de ocupas, hay que tener la geta como el cemento para vacilar
de manera gratuita a todos esos perroflautas que han acudido a tu show de
ricachón, para tu solaz satisfacción.
Pero la cosa está clara, solo han ido a verte y escucharte decir paridas,
como quien dice, seis paniaguados que aspiran a tener una vida como la tuya. Se ha
visto claro que lo que deseabas era ser casta y en cuanto lo has conseguido,
las cosas las ves desde otro prisma, la terraza de tu jardín, vete ya, no sigas
forzando a los ocupas, titiriteros y demás menesterosos, a aguantar esos
mítines, vacíos de contenido, a los que les fuerzas. Se te ha visto el plumero
truhán, ahora ya sabes que no se puede estar engañando siempre a los mismos por
mucho que les cuentes lo que quieren oir. La gente es tonta hasta que deja de
serlo.