Hace unos días, el señor Griñán ha cedido su cargo de presidente en la Junta de Andaluza a su
segunda de abordo la señora Susana Díaz, una mujer cuyos méritos intelectuales y políticos se
reducen a ser militante del PSA desde su adolescencia. Jamás ha trabajado en
nada. Nunca ha sido responsable de lugar alguno de trabajo. Su curriculum laboral
se reduce a trepar dentro del partido y haber terminado la carrera de derecho
en un plazo record de 10 años. Toda una proeza académica. Pues bien. Esta es la
nueva presidenta de todos los andaluces. Una ignorante funcional que sin pasar
por las urnas, por medio del dedo “democrático” del señor Griñán, ha tomado
posesión de la Junta
de Andalucía sin pegar un palo al agua. A parte de emanar de un gobierno donde
la corrupción está institucionalizada.
Hace falta ser muy valiente, para
que sin vergüenza ninguna con la osadía propia del mentecato esférico, se atreva
desempeñar un cargo que la supera en todos los sentidos.
Pero su atrevimiento va más allá,
y lo hace manifiesto en su discurso de investidura. La imprudencia es el enemigo número uno del inane
y esta buena mujer no ha defraudado.
En su discurso comunica a todos los allí presentes que desea cambiar
la manera de hacer política. Quiere terminar con la corrupción, de la que
siente vergüenza y expresa su rechazo total, tanto a la complicidad, como a la
tibieza hacia ella. Proponiéndose combatirla con todas sus fuerzas. Y expone
una serie de medidas, que viniendo de quien vienen, se convierten en el bla,
bla, bla incoherente y embrollador de siempre. Y para que no quede la menor
duda de sus buenas intenciones, remata la faena con el compromiso personal de
que la trasparencia sea el principio rector del futuro funcionamiento de la
administración.
Toda esta palabrería, pues no se
puede calificar de otra manera, se la vino abajo pocos días después. El recién
elegido Vicepresidente de la
Junta de Andalucía “Don” Antonio Vicente Lozano, es imputado,
por la jueza Alaya, en la causa de los ERE por presuntos delitos de
prevaricación y malversación de Caudales Públicos. Y le impone una fianza de
Responsabilidad Civil de cuarenta y seis millones de €, a fin de asegurar las
responsabilidades pecuniarias que puedan declararse procedentes. Si este señor,
solo conocido en su casa por Navidad, paga esta fianza, para mí deja de ser
presunto y tendrán que investigar de donde saco ese dinero. A no ser que se lo
haya dejado Barcenas.
Doña Susana, cuando uno tiene el
rabo de paja lo mejor es ser prudente. ¿A quien quería dar clases de honradez
con su discurso pleno de mentiras y demagogia barata? Si en verdad desea acabar
con la corrupción, pronto le ha llegado la ocasión. Su segundo cesado y toda la
documentación que pida la jueza enviada inmediatamente. Ver para creer.
Después de esto yo me pregunto:
¿No hay vida inteligente en toda Andalucía que acabe con esta chusma de
indeseables, zafios, ignorantes y ladrones?