miércoles, 15 de junio de 2011

DE PIEDRAS Y CANTEROS... Las cuatro esquinas del arte

Hoy comienza en este blog una colaboración del historiador y doctor en historia D. José Manuel Gutiérrez Bravo, titulada “De piedras y canteros…” Las cuatro esquinas del Arte.
Espero que este trabajo sea de vuestro agrado y ayude a conocer la evolución de la península Ibérica através de sus monumentos.  

DE PIEDRAS Y CANTEROS...
Las cuatro esquinas del Arte.

Santa maría de Naranco.
“Hizo (Ramiro I ), a sesenta pasos de la iglesia, un palacio sin madera, de obra admirable, con bóvedas arriaba y abajo, (esto es, en dos pisos), que más tarde fue transformado en iglesia y allí se venera a la Virgen María, madre de Dios” .   Crónica de Silos


1.    EL ARTE PRERROMÁNICO DEL REINO DE ASTURIAS 

LOS REYES DE ASTURIAS:
Tras la batalla de Covadonga, en el año 722, la capital del reino de Asturias  se estableció en Cangas de Onís. Hacia el  año 768  la corte se trasladó a San Martín del Rey Aurelio. El rey Silo, la  cambió a Pravia, y finalmente hacia el año 812,  Alfonso II, el Casto, la estableció definitivamente en Oviedo.
Los Reyes asturianos fueron:
1.   Pelayo, ( 718 – 737)
2.   Fávila o Fáfila ( 737-739)
3.   Alfonso I, el Católico, (739-757) Enterrado en Covadonga
4.   Fruela I, (757-768)
5.   Aurelio, (768-774)
6.   Silo, (774-783)
7.   Maurogato, (783-788)
8.   Bermudo I, el Diácono,(  789-791)
9.   Alfonso II, el Casto, (791-842)
10.     Ramiro I, ( 842-850)
11.     Ordoño I, (850-866)
12.      Alfonso III, el Magno, (866-910)

      Muy pronto el naciente reino de Asturias se incorporaría a los Reinos de León y Castilla, pero nosotros nos vamos a situar en el período de su nacimiento  en cuyos años se  desarrolló el estilo arquitectónico que hoy conocemos como prerrománico asturiano.  Este estilo va a ser el objetivo del estudio que hoy comenzamos en esta nueva sección de piedras y canteros”…

 
1.    EL ARTE PRERROMÁNICO ASTURIANO

   1.1  Localización temporal del arte prerrománico asturiano

El arte prerrománico asturiano se desarrolló en los siglos VIII y IX entre dos invasiones: la invasión árabe que destruyó el Reino Visigodo de Toledo y ocupó la península ibérica tras la batalla de Guadalete, en el 711, y una  nueva invasión, en este caso de signo artístico: el estilo románico que se extendió rápidamente por todo el espacio europeo a partir del siglo X.

  1.2            Localización espacial del arte prerrománico asturiano

         El arte prerrománico asturiano se desarrolló en el norte de la península ibérica, concretamente en el reino de Asturias,  en el espacio habitado por los astures, pueblos aguerridos y amantes de su independencia, primeros en alzarse en lucha contra el dominio árabe.
            El área de expansión de este arte se redujo solo al espacio asturiano pues la moda  del románico en el siglo X, llegó muy pronto a la península y cortó de raíz su posible expansión fuera del reino.
El reino asturcántabro nació entre grandes dificultades de todo orden, improvisando su organización, legislación, cohesión social y defensa, en medio de una lucha constante por sobrevivir, amenazado una y otra vez por sus poderosos enemigos, los árabes, poderosos conquistadores del reino visigodo peninsular tras la invasión de las tribus bereberes del norte de África, a partir del año 711.
La conquista musulmana del reino Visigodo de Toledo fue muy rápida. Un verdadero paseo militar. Prácticamente entre los años 711 y 720, los árabes se habían establecido ya  en toda la península ibérica.
En el primer tercio del siglo VIII, los árabes dominaron  fácilmente a la población autóctona, por diversas causas que no es el momento de detallar, imponiéndoles fácilmente su nueva estructura política y social y en muchos casos hasta su religión musulmana.
 La cultura visigoda, dejó, no obstante, un nostálgico recuerdo  en toda la península, sobre todo por sus leyes  y organización interna nacional. Por ello el Reino de Toledo siguió siendo durante mucho tiempo el gran modelo con el que soñaban los nuevos Reinos cristianos del norte, levantados en armas frente a la invasión musulmana.
En este momento histórico de desastre nacional es fácil comprender la importancia que adquiere el nacimiento de un nuevo Reino cristiano en Asturias, pues al ser el primero en hacer frente a los árabes, se convirtió en punto de apoyo y referencia obligada para todos los levantamientos del norte  peninsular, con los que se inició la histórica reconquista.

1.3             El prerrománico asturiano impulsado por la realeza 

Los primeros monarcas asturianos sintieron muy pronto la necesidad de emprender paralelamente a sus combates y batallas, diversas e importantes construcciones palaciegas y religiosas que prestigiaran socialmente a su nuevo reino y  capital, hasta entonces pequeños lugares desconocidos de la geografía nacional.
En este sentido el arte prerrománico fue convocado, favorecido y utilizado por la realeza asturiana para prestigiar y engrandecer su nuevo reino y dar importancia a la sede definitiva de su corte real en Oviedo.

1.4             La Historia y el Arte protagonistas de grandes hazañas

La Historia y el arte se dieron mutuamente la mano para conseguir juntos, espléndidamente además, las dos grandes hazañas del primer Reino cristiano del norte: el inicio de la reconquista peninsular con el triunfo de las armas sobre el enemigo musulmán y la creación de un nuevo estilo arquitectónico, el  prerrománico asturiano, con el que consiguen prestigiar la propia grandeza de la nueva monarquía,  la nobleza de su reino, la capital de su corte y las construcciones eclesiásticas que reclamaba la nueva diócesis ovetense recién creada, durante el largo reinado de Alfonso II, el Casto (791-842).

Porque, en efecto, con las construcciones del arte prerrománico asturiano no solo se trató de consolidar el prestigio de la nueva monarquía, sino paralelamente también el de la propia Iglesia ovetense, que le daba su apoyo y aspiraba como ella a la hegemonía religiosa del norte peninsular.

1.5 La Iglesia ovetense capital religiosa de los Reinos Cristianos del norte

Por aquellos tiempos la iglesia toledana defendía la herejía adopcionista, lo que favoreció aún más la independencia de la nueva sede de Oviedo con respecto a la del Toledo islamizado, justo además cuando por las mismas fechas, la diócesis ovetense fue muy favorecida por el hallazgo del sepulcro del apóstol  Santiago, fuente de insospechados recursos materiales.
La diócesis de Oviedo aspiró desde su fundación a considerarse en el norte peninsular, lo que la Iglesia de Toledo había representado hasta entonces  para todo el reino visigodo.

A la Iglesia ovetense hay que reconocerla, pues, un papel muy importante, paralelo al de la monarquía asturiana, en la lucha multisecular por la reconquista nacional. Al menos en sus comienzos.


San Salvador de Valdediós

1.6  Importancia del prerrománico como arte nacional

La importancia del arte prerrománico asturiano va unida al momento histórico en que aparece.
         
A la pérdida, desde el siglo V, de la potencia constructora del invadido Imperio Romano con el consiguiente olvido de sus estilos artísticos, se consuma, a comienzos del siglo VIII, la destrucción del modelo visigótico establecido en la península ibérica.
El nuevo reino asturiano, invadido, asediado, levantado en armas frente al invasor y aislado de toda corriente artística exterior, intenta encontrar una nueva fórmula arquitectónica propia  que le permita satisfacer las necesidades constructivas que le reclaman al mismo tiempo su propio  poder y prestigio y las nuevas estructuras eclesiásticas y civiles que le acompañan.

En esta encrucijada histórica nacional tan difícil es cuando  aparece el nuevo estilo arquitectónico local: el arte prerrománico asturiano.
La importancia del arte prerrománico asturiano de los siglos VIII y IX, reside en que con él asistimos al primer ensayo nacional de un estilo constructivo nuevo, propio, que hubiera podido desarrollarse y perfeccionarse en los nuevos espacios ganados en la reconquista y convertirse finalmente en un gran estilo arquitectónico  genuinamente  español.

Así hubiera sido si en otros lugares y espacios europeos, no se hubieran buscado, igualmente y por las mismas fechas, soluciones a la continuidad del arte arquitectónico del desaparecido Imperio Romano, para dar cumplida satisfacción a las nuevas necesidades que con urgencia reclamaban los espacios nacionales italiano, francés y europeo.

El nuevo estilo románico, iniciado en la Lombardía y en el norte de Francia, no tardó en conocerse en el reino asturiano pues por el camino de Santiago empezaron  a llegarnos noticias de él, descripciones y hasta maestros canteros constructores de este nuevo estilo que peregrinaban al sepulcro del Santo apóstol.

Reyes, sedes episcopales, nobleza y monasterios  de todos los países de los reinos cristianos de occidente,  llenaban el espacio europeo de iglesias, fortalezas, murallas, conventos y casas consistoriales del nuevo estilo.

La nueva invasión del románico, desde comienzos del siglo X fue tan rápida y tan densa que acabó  con los ensayos y novedades del arte prerrománico asturiano de los siglos VIII y IX, cortando en seco su posterior evolución y desarrollo.

                                                              (Continuará) 
Villanueva de La Peña-Cantabria
                                         José Manuel Gutiérrez Bravo





 

domingo, 5 de junio de 2011

GOYA Y EL AMOR DE LA DUQUESA DE ALBA

María del Pilar Teresa Cayetana de Silva Álvarez de Toledo y Siva Bazán, 13º duquesa de Alba, nació en Madrid el 10 de junio de 1762.
Hija de Francisco de Paula de Silva y Álvarez de Toledo, 13ª Duque de Huescar, y de María del Pilar Ana Silva Sarmiento de Sotomayor, descendiente del conde de Salvatierra y 8º marquesa de Santa Cruz. Como se puede ver Cayetana nace en una de las familias más aristocráticas e influyente de la época.

En 1770 falleció su padre, por lo que Cayetana se convierte en la única heredera de su anciano abuelo Fernando De Silva y Álvarez de Toledo, 12º Duque de Alba. De esta manera se convierte en una de las mujeres con más títulos del mundo.
Era una niña feliz, llena de privilegios  que la proporcionaban todo tipo de placeres y la procuraban disfrutar de todos los caprichos que deseara. Pero todo cambiaría cuando su viejo abuelo Don Fernando, concierta su boda con José Mª Álvarez de Toledo y Gonzaga y Pérez de Guzmán, 16º Duque de Medina Sidonia y primo de Cayetana. De esta forma se restauraba el apellido Álvarez de Toledo de nuevo en el Ducado de Alba. Corría el año de 1775 y la pequeña Cayetana contaba con 12 años y su primo, José María tan solo 17.

Cayetana no era feliz en su matrimonio. Ella vivía en un Madrid donde la corte se daba a la galantería amorosa y  que pasaba sin ningún pudor de la iglesia matinal a las veladas en las casas de putas. De hecho los siglos XVII y XVIII fueron la edad dorada en lo que se refiere a historias de sexo en esta ciudad cosmopolíta. En un Madrid de, donde se dice, huyó el mismísimo Casanova, aterrado por la voracidad y diligencia con que se consumía este.
Un Madrid en el que no era sorprendente que en una noche se perpetraran hasta 22 asesinatos. O que al amanecer apareciera el cuerpo desnudo y apuñalado de alguna de las más bellas cortesanas caído en plena calle de San Bernardo.

Por estas calles y entre estas gentes se movía Cayetana como pez en el agua, bien sola o acompañada por su fiel aya María Troyre. Estas salidas a deshora, la hicieron muy popular en los suburbios de la capital del reino. Disfrazada de maja, participaba en las fiestas populares como una madrileña más. Incluso, en varias ocasiones, llego a organizar fiestas con las gentes del pueblo, en su propio palacio, cosa que escandalizaba a la  nobleza de la época. Artistas, poetas, pintores, y toreros, de los que era protectora, acudían a ellas y disfrutaban de sus encantos hasta bien avanzada la madrugada.
Esta mujer de carácter poco convencional, se sabía poderosa y bella y no tenía ningún reparo en utilizarlos en su beneficio disputándose los favores de bellos jóvenes con otras cortesanas, incluso con la mismísima reina, a la que disputó el amor de Godoy. Aparte también mantenía amores con el torero Pedro Romero, quien también sería retratado por Goya  Estos lances románticos la traerían constantes disgustos familiares que, según cuentan varios investigadores, fueran la causa del traslado de la familia al palacio de Buenavista, en aquel tiempo en las afueras de Madrid, situado entre el Paseo del Prado y lo que sería la Biblioteca Nacional. De esta forma podrían vigilar mejor sus fugas.
Pero por encima de todos los devaneos y amoríos estaba quien fue, sin duda, el amor de su vida, Juan Pignatelli, hijo del segundo marido de su madre. Era este un joven don Juan que al igual que su padre el marques de Mora, se cambiaba de traje barias veces al día y  gustaba de cuidar su aspecto, haciendo que le lavaran, rizaran y peinaran como es debido. Con estos tintes, era la admiración de todas las jóvenes y menos jóvenes cortesanas de aquel entonces. Por esto, no solo conquisto el corazón de Cayetana, sino que también enamoro locamente a la reina María Luisa, princesa en este tiempo.

Quizá haya sido esta rivalidad la que ha hecho más imperecedera la fama de Cayetana.
A partir de este enfrentamiento amoroso la desgracia cayó sobre Cayetana, cuya biografía se pierde entre los jardines de Piedrahita y las arenas de Sanlúcar de Barrameda. Es allí, en Sanlúcar, donde tras la muerte de su esposo en 1796, la duquesa se retira y lleva con ella al pintor. Hecho este que, como otras decisiones nada convencionales de la duquesa, escandalizó a la corte de Carlos IV. Mucho se critico y escribió en su tiempo. Cosa que a la duquesa,  acostumbrada a saltarse las reglas establecidas, no le importaba nada.
Pero volvamos unos años atrás.
La relación de Goya con la Duquesa, comenzaría gracias a dos posibilidades. Una gracias a la Duquesa de Osuna que por aquel entonces había sido retratada por Goya junto a toda su familia. O dos, por la intervención de su madre que en 1784 estaba casada con el conde de Fuentes, uno de los protectores de Goya. Una vez que se conocen, Cayetana quiere ser retratada por el artista, y a partir de entonces surge entre ellos una profunda atracción que da pie a multitud a habladurías sobre la estrecha relación entre ambos. No era raro verles juntos en infinidad de lugares, paseando, hablando y riendo. Todo hace creer que la amistad de pintor y modelo ya ha sido traspasada y apunta a motivaciones más profundas. Todos estos comentarios arrecian cuando Cayetana ordenó instalar a Goya en una de las mejores habitaciones de su palacio madrileño y llegan a su momento más álgido cuando la Duquesa y el pintor marchan de vacaciones juntos al palacio que Cayetana tiene en Piedrahita.
Ya viuda su relación continua, y la obsesión de estar juntos queda patente en las siguientes obras del artista. Se habla de dos lienzos en los que aparece una muchacha vestida y en el segundo desnuda. Los lenguaraces de la corte dejan caer que es la joven Cayetana quien posa de esta guisa para el pintor, pero poco se sabe si es cierto o no que sea ella la que aparece desnuda, aunque la cara en las dos modelos fuera la de la Duquesa.

Lo que si esta claro es que Cayetana se ha convertido en la obsesión de Goya. En Sanlúcar, todos sus dibujos están inspirados en ella, quien aparece en ellos acompañada de su hija adoptiva María de la Luz, una niña de origen africano. Todos estos bocetos son reunidos en lo que se ha llamado “el álbum de Sanlúcar”.
Pero a pesare de todos estos indicios y manifestaciones de mutua atracción, no se ha logrado saber con certeza si las relaciones entre ambos fueron más allá de un fuerte cariño de amistad por parte de Goya y un sentimiento de admiración, de Cayetana, a la figura de gran genio que fue Goya.

Mucho se ha escrito al respecto. En 2002, Carmen Güel, publicó un libro titulado “La Duquesa de Alba”. En esta obra defiende la relación entre el pintor y la Duquesa aportando diferentes pruebas para avalar este romance: En un retrato que Goya hizo a la Duquesa, esta señala con su dédo ”Solo Goya” y lleva unos anillos con los apellidos “Goya y Alba”. Otra de las pruebas consiste en dar como seguro que la maja desnuda es la Duquesa. Y en tercer lugar se ha interpretado su grabado Volaverunt (han volado), como la reacción que tuvo el artista frente al rechazo de Cayetana. Estas pruebas, de ser ciertas, convertirían esta relación en una nueva y bella leyenda comparable a la de Zeus y Leda, Adonis y Afrodita, Perseo y Andrómeda, Romeo y Julieta, o los amantes de Teruel.
Pero parece que no pudo ser. Y para desmentirlo Manuela Mena, jefa del área de conservación de la pintura del siglo XVIII y Goya del museo del prado, con la ayuda de la historiadora Mühle-Maurer, han realizado el estudio de investigación “La Duquesa de Alba, musa de Goya”, que desmonta cualquier relación amorosa entre ambos. Según la investigadora Mena, las pruebas aportadas por Carmen Güel no son concluyentes, aunque las que ella aporta tampoco lo son.

Veamos. En primer lugar estaría la diferencia de edad. Goya era 18 años mayor que Cayetana. Además la desigualdad de clases y de educación. Goya era un hombre aldeano bastante ignorante y de un carácter adusto. Cayetana se había criado en una familia culta rodeada de escritores y poetas, con una educación cortesana que la separaba un abismo del pintor. Por aquel tiempo Goya ya estaba sordo. Jamás se cruzaron cartas entre ellos. Aunque Cayetana incluyó en el testamento al hijo de Goya no quiere decir nada, pues también aparecen en él criados y asistentes. He incluso llega a afirmar que las habladurías  que la tildan de ser una viuda alegre carecen de credibilidad y lo demuestra con estas líneas que la duquesa escribe en la posdata de una carta que Pignatelli envía al Duque de Granada y en la que dice: “Querido primo y amigo. El dolor que despedaza mi corazón no me permite el escribir pero si espero que en mí “reunira” la “confiansa” y “amista” que tenias con mí nunca  bien ponderado Pepe. Compadéceme y manda cuanto quieras a la más desgraciada de cuantas han “nasío”. Este sentimiento de dolor podemos ponerlo en duda si, como se dice, volvió a casarse en secreto.
Para concluir, Mena arguye que cuando la duquesa señala en el cuadro, lo hace a sus tierras, la dedicación “A la Duquesa de Alba” solo significa la admiración que en pintor sentía por Cayetana y la inscripción “Solo Goya” lo entiende como “solo me pinta Goya, el artista más grande.
En cualquier caso yo prefiero la leyenda.