Hay unas cuantas palabras
que definen a la izquierda española y son repetidas, una y otra vez, para
evitar que se olviden, haciéndolas imprescindibles para saber si el
interlocutor es un comunista radical u otra persona dialogante y sensata, que
no esté influida por la ideología izquierdista. Estas palabras son, odio,
crispación y fascismo, tres palabras que son utilizadas constantemente por los
camaradas de izquierdas para definir y determinar a las personas que piensen de
forma distinta a ellos, pues siempre están en posesión de la verdad absoluta.
Así que este gobierno, social comunista, trasnochado, desusado y caduco, no puede dejar de calificar
a la oposición política de ninguna otra manera. Estos irreflexivos caraduras,
cada vez que la oposición, o enemigos para ellos, les lleva la contraria o
denuncia algunas de las cosas desastrosas que cometen en su mandato, que no
gobierno, pues una cosa es gobernar y otra muy distinta mandar, pues cada vez
que les contradicen, eres un fascista que tratas de crear crispación y odio.
Ellos son el ejemplo de bondad y libertad, los auténticos políticos que con su
ideología de “amor, afabilidad, benevolencia y generosidad” son los idóneos
para salvar a los pobres de España, y como demostración ahí está la casona de
uno de sus líderes. Así, que en cuanto lo tengan todo consolidado y eliminen a
los fascistas de la derecha, y acaben con la crispación y el odio que provocan,
apúntense todos los camaradas para tener un casoplón igual. ¿Que faltan
casonas? Pues se les expropia a los ricos, que son todos fascistas, y les da a
ellos que no han dado un palo al agua en su vida. Estos frescales, han
descubierto la ideología ideal para vivir ellos del cuento político en tanto en
cuanto haya pobres ilusos que les voten, aprovechándose de la democracia vigente del país, en el que no creen ni les
importa un bledo sus votantes. Solo aspiran a su voto, y para tenerles engañados
desparraman su odio contra los habitantes que si son demócratas, y piensan en
conseguir vivir mejor, pero mediante su trabajo y esfuerzo, crear riqueza
para mejorar su clase y su país, pero no
robando y sustrayendo los beneficios que han conseguido unos, para que vivan
bien los que no han hecho nada.
Los social comunistas sois
una banda de perro-flautas trasnochados,
que solo provocáis ruina, ruina, muerte,
odio y corrupción por donde habéis pasado y luego, la culpa será del PP y otros
partidos que no os bailen el agua hasta que podáis quedaros con la totalidad
del país en el caéis y, generosamente, les cede su cultura de igualdad, hasta
que ustedes se la birlan. Los únicos que creáis odio y crispación sois vosotros, porque lo necesitáis para subsistir.
Aportación del comunismo a
las sociedades que lo han sufrido a los largo de los tiempos: 100 millones de
muertos.
Y ahora tenemos a Venezuela.
Un país con petróleo que vuestro, camarada y amigo, ha dejado en cuatro días en
la pobreza más absoluta y la dictadura ruin a la que estáis acostumbrados. No
hagáis nada por nuestro bien, si es que
queréis asimilarnos a los venezolanos u otros países como Cuba o similares,
dejarnos vivir con nuestras
jubilaciones y nuestro sistema de vida, que ya sabemos que hay que mejorar,
pero no seáis vosotros los que cambiéis el sistema. Dejarnos a nuestros ricos y
empresarios que sigan trabajando para que creen más puestos de trabajo, pues
las teorías de cobrar más a los que más tienen, solo supondría unos 500.000 mil
€ más, que es lo que vuestro gobierno del desastre se gasta en móviles. Dejar
ya de hacer demagogia barata, con la que solo engañáis a los zoquetes que os
siguen, que por fortuna cada vez son menos. Para descubrir vuestro odio y
rencor, los españoles solo necesitamos leer un poco vuestras aventuras
políticas en el pasado. Vivís anclados en el pasado de una mentira que no ha
evolucionado jamás y no está para hacerlo, ni ahora, ni en el futuro. Sois un
sistema político arcaico y donde estéis la ruina, el odio y la crispación, irán
con vosotros pues lo necesitáis para sobrevivir.
Sois una pena y una lacra
mortal para la democracia.
Espero que las personas de
bien se den cuenta y volváis al basurero del que no tendríais que haber salido
jamás. En él, revolcándoos entre la ignorancia y la sinrazón con la que se
adornan vuestros patéticos seguidores, acabéis reconociendo vuestras penurias
intelectuales.