Hasta ahora, el candidato a la
presidencia del partido socialista, D. Pedro Sánchez, nos tenía en un sin vivir.
En cada mitin nos sorprende con
una nueva ocurrencia. Un “si pero no” que deja
a los fieles asistentes con el alma en un puño por no poder descifrar el
golpe de efecto de su enigmático líder.
Unos días se arropa con la
bandera española y se come a besos todo
lo que huela a España. Al siguiente va a Cataluña y se deshace como un azucarillo en mimos y
lisonjas, con guiños de comprensión, ante los catalanistas. Ayer la reforma
laboral era la panacea para solución de los problemas del mundo laboral y hoy
ya no le vale.
La ambigüedad, típica de su antecesor ZP, está alejando cada día hasta
a los votantes que hace unos años eran incondicionales.
Para contrarrestar la huida
masiva de sus fieles, pone en marcha su repertorio de ocurrencias, que las
tiene para todos. Unas peregrinas y otras mentiras que se le nota mucho cuando
las cuenta. Con ellas quiere quedar bien con todo el mundo y eso, créame, D.
Pedro, es de todo punto imposible.
El español ya no es virgen en esto de la
política y es muy difícil conquistarle con demagogias y mentiras baratas.
Como quiera que las cosas no
están saliendo bien y ya hay rumores que ponen en duda su liderazgo, ha llegado
el momento de poner en marcha el plan B. El que nunca falla; ¡A por la Iglesia !
Es el más recurrido para tratar
de capturar el voto de ultra izquierda que se ha pasado a Podemos. Además dice:”quiero
reformar el Estado y convertirlo en laico.” Y lo plantea como una prioridad política.
Estas cosas son peligrosísimas en manos de individuos como este, en los que no
sabes diferenciar si es tonto o sinvergüenza, o ambas cosas a la vez.
Quiere hacer una ley sobre la
libertad religiosa que hará desaparecer la religión en los colegios e instituir
en su lugar el engendro doctrinario de “educación para la ciudadanía”.
Sea usted serio una vez en su
vida, lo que en realidad pretende es acabar con la libertad de poder ser
educado en la religión católica.
Este botarate tiene los mismos
tics que Zapatero. El peor gobernante de España junto a Fernando VII. Aquel
acabó con las cortes de Cádiz. Este con la democracia.
Y si falla el plan B, todavía tiene el C: a
por Franco y la historia interminable del Valle de los Caídos y las cunetas con
los muertos republicanos en la guerra civil. De esto hace 76 años, que ni yo
que soy sesentón lo viví. Pero cuando no se tiene ideas nuevas ni se las
espera, lo mejor es tirar por la calle del medio.
Menuda herencia ha dejado ZP. Una
replica exacta pero sin cejas.
Hay que acabar con la mediocridad
y el tonto esférico en la política española. ¡Por favor!