martes, 15 de octubre de 2013

Ignacio Diego, la osadía del incompetente.

El desplome industrial que está sufriendo la comarca del Besaya es incontestable. La situación económica se agrava día a día sin que nadie haga algo para evitarlo. Los seis mil parados comienzan a hacerse notar en la estructura comercial de la comarca, mientras los representantes políticos en el Ayuntamiento se pasan las culpas unos a otros pero sin aportar, ninguno de ellos, solución alguna.

En esta tesitura estamos, y para calentar más los ánimos, el presidente de la comunidad, Ignacio Diego Palacios, nos sale con unas declaraciones falsas y ofensivas: “Hay empresas que descartan Torrelavega por falta de paz social”. Después de esto, a su ineptitud para gestionar el grave problema que supone para Cantabria el desmantelamiento de su zona industrial, gracias a la cual ha prosperado Cantabria através de los tiempos, podemos añadir el desconocimiento de una de las comarcas más importantes y emblemáticas de nuestra región.  

En cualquier otro lugar de España, léase Asturias, País Vasco o Galicia, el presidente de su comunidad se comportara con la dejadez y la frivolidad con la que usted lo ha hecho, y se iba a enterar lo que es “falta de paz social”.

Tarrelavega siempre ha sido ignorada por el gobierno de Cantabria. Esta comarca se ha ido deprimiendo sin que en Santander importara mucho su futuro, sin considerar que más de la mitad de creación de riqueza de la comunidad salía de Torrelavega y la cuenca del Besaya. Su ignorancia, desconocimiento e ineptitud para gestionar la comunidad nos acabará hundiendo.

Después de ver su actitud e incompetencia, lo mejor es que dimita y vuelva a El Astillero, por el bien de Cantabria y para que “la paz social” vuelva a la, antaño, Ciudad del Dólar. Pero por favor, para contar cuentos y engañar a la gente, no vuelva por aquí. Los torrelaveguenses somos gente acogedora y cariñosa con nuestros visitantes, puede usted preguntarlo donde quiera que nos conozcan, pero los individuos como usted que vienen a reírse de nosotros, son personas non gratas.

No sería imparcial si no dijera que estoy de acuerdo con la señora  del PSOE Lidia Ruiz Salmón, al calificar las declaraciones del señor Diego de “inoportunas, demagógicas e irresponsables”. Pero señora Lidia, no creo que sea usted la más indicada para decirlo. Ustedes, los socialistas, han estado de alcaldes en el Ayuntamiento de Torrelavega desde el principio de la democracia, excepto el periodo del PRC, y el actual del PP, y no se les conoce actividad alguna para evitar la desindustrialización de la ciudad. El problema de la desaparición de empresas y el aumento del paro no ha venido de repente. Cuando comenzó, ya ustedes ostentaban el poder y no han hecho nada por evitarlo. Dejen el ventajismo político que ya no cree nadie y aporten ideas para solucionar este desastre, si es que tiene alguna, cosa que después de tantos años pongo en duda. Hasta la fecha no he visto resultados positivos proporcionados por su partido. Sorpréndame.

Y usted señor alcalde, Don Ildefonso, ahora tiene la oportunidad de luchar por su pueblo al que dice amar tanto. Afronte la situación con valentía. Un “carlistón” nunca se raja aunque le vaya en ello el puesto. Recupere el orgullo de pertenecer a Torrelavega y busque las subvenciones y ayudas económicas que la comunidad de Cantabria nos debe a todos los ciudadanos y trabajadores de la comarca, después de tantos años de enriquecer la comunidad.

Obras son amores, querido camarada. 

sábado, 12 de octubre de 2013

El aforado en España. Un crak.

Al comienzo de la democracia, allá por el año 78, 79, el entonces alcalde de Jerez, Pedro Pacheco, acuño una frase  que le hizo famoso: “La justicia es un cachondeo”. Las críticas, improperios y juicios de valor que le cayeron encima fueron la de dios.

El paso del tiempo nos demuestra que el alcalde de Jerez no iba tan descaminado. Lo de la justicia de hoy, no solo es un cachondeo, sino también un agravio al ciudadano normal que paga sus impuestos y ve como una sarta infinita de chorizos se los reparten entre sueldos prebendas y lo que debiera ir destinado al “estado bienestar” se lo llevan calentito sin que  el espoleo sea castigado como se debiera.

Aun no estamos curados de espanto de ver como a una pobre mujer que robo seiscientos euros para comprar dodotis y leche para su hijo, al juez de turno no le tembló la mano y la requería una burrada de años de cárcel. O a aquel aldeano que cogió te en el puerto para hacerse unas infusiones, te e infusiones que sus antepasados venían haciendo toda su vida, otro ilustre juez  le impuso una multa, de tal cuantía, que el pobre reo confeso no haber visto reunida tal cantidad de dinero en su larga vida. Y aquel caso de la vaca que se escapo de la cuadra con tan mala suerte, que fue atropellada por un turista dominguero dejándole mal trecho el automóvil. Le faltó tiempo al diligente juez de turno para exigir daños y perjuicios, e incluso cárcel, para el paisano que vivía solo en el monte con sus animales y la mala suerte quiso que el coche de un turista atropellara a una de sus reses. Se podrían citar mil casos más de este calibre en los que la justicia se esmera en su cometido. Cosa de agradecer, pues la impunidad de estos “peligrosos” ciudadanos puede acabar con la convivencia y la economía de la nación.

Pero ahora está la cara B de la justicia, en la que la rigidez judicial, en muchos casos (no me atrevo a decir en todos) brilla por su ausencia. Verán ustedes: En el año 2009 la policía tenía abiertos  730 investigaciones judiciales a cargos públicos por corrupción. La corruptelas de estos “servidores” de la patria no consistían en coger unos manojos de te. Unos eran por prevaricación, otros por cohecho y malversación de fondos públicos, falsedad, estafa, fraude fiscal y blanqueo de capitales. Estos cargos le caen a un simple ciudadano y no vuelve a ver la luz del día. Pero que ocurre con estos delincuentes; que son Aforados. Que te trincan con las manos en la masa; cuidadin, que soy aforado. Que de la noche a la mañana tienes un patrimonio más grande que el de Botín y te abren una investigación; no se pasen conmigo que soy Aforado. Palabra mágica y la investigación desaparece. Que eres el padrino de la mafia andaluza; ni tocarme que soy Aforado. Aquí comienza el baile, el cachondeo y la tomadura de pelo al ciudadano calle.

Vamos que ser aforado en España, es una especie de patente de corso que te permite robar lo que no está escrito y no te pasa nada.

Para más tomadura de pelo los ciudadanos vemos como gentes que antes de ostentar  un cargo político iban por la calle con “el moco colgando”, les detienen, les piden una fianza extratosferica y al otro día la depositan en el juzgado como si se tratara de calderilla. Solamente por este echo queda al descubierto. ¿De donde saca usted tantos millones de € de un día para otro? Es una pregunta que cualquier fiscal medianamente  inteligente, se haría. Pero como es aforado…

En estos tiempos que vivimos, los ciudadanos queremos ser aforados, políticos o yernos del rey.

Hagamos una consulta al pueblo ahora que está tanto de moda. ¿Quieren que los sinvergüenzas que nos gobiernan sean aforados?


¡O todos o ninguno!

domingo, 6 de octubre de 2013

De terrorista a héroe catalanista.

La chaladura general de los independentistas catalanes sigue la hoja de ruta sin conocimiento. Sus desvaríos históricos han llegado a cotas de alucinación. Los pueblos, para consolidarse como país, necesitan un pasado que avale su autenticidad. La historia del condado de Barcelona no es para los secesionistas  lo suficientemente épica para conseguir la tan ansiada independencia. Los condes de Barcelona no pasaron de condes, dependientes del reino de Aragón, por lo que no sirven como patriotas a los independentistas. Una nación que se precie necesita sangre de héroes. Si la historia no te los da, se inventan. Y en eso estamos.

El primer personaje en ser elevado a los altares heroicos patrios es Rafael Casanova, un jurista que en la guerra de sucesión de España eligió el lado equivocado al apoyar los intereses de Carlos de Austria (no de Cataluña) a la corona de España. Como es sabido fueron los Borbón los triunfadores. Aprovechando este pasaje bélico, los independentistas, viendo el filón que se les presentaba, adaptaron la historia a su leyenda particular y de la noche a la mañana tenemos a un   austracista convertido en un patriota catalanista que dio su sangre (poca, pues sólo fue herido)  por la causa de los  Mas, Oriol Junquera y compañía.

Pero hay que aumentar el santoral heroico. Para ello los independentistas reivindican la figura infame del fundador de la banda terrorista Ejercito Popular Catalán, Jaume Martínez (apellido eminentemente catalán) Vendrell. Este abyecto individuo tiene como valores aportados a mayor gloria de Cataluña, el asesinato, en 1977 del empresario textil José María Bultó.

Para el presidente de Ezquerra Republicana, Oriol Junquera, este terrorista, es merecedor de la calle que lleva su nombre en su pueblo, Santa Coloma de Cervelló, por su “patriotismo” y “buen comportamiento ciudadano”. Con estas valoraciones en favor de un criminal ya podemos sacar el perfil moral de semejante individuo.

La grandeza de una nación, pueblo o país esta en la generosidad de sus gobernantes para con los ciudadanos que ayudan a configurarlo y engrandecerlo. Si quieres héroes que enaltezcan el espíritu patrio, quita la calle a ese parásito desalmado y pónganle toda una rambla al señor Bultó. Un ciudadano que con su esfuerzo y capacidad de trabajo creó parte de la riqueza de Cataluña, tanto en lo económico como en lo humano.

Pero estos descerebrados rencorosos prefieren cegar para que otros no vean y con su odio visceral y cateto están destrozando Cataluña y dividiendo irremisiblemente a los catalanes.

Esta gentuza no es de fiar. O se les corta las alas, sin complejo. O acaban con Cataluña y con España como nación.


Hay que aplicarse señor Rajoy.