sábado, 12 de octubre de 2013

El aforado en España. Un crak.

Al comienzo de la democracia, allá por el año 78, 79, el entonces alcalde de Jerez, Pedro Pacheco, acuño una frase  que le hizo famoso: “La justicia es un cachondeo”. Las críticas, improperios y juicios de valor que le cayeron encima fueron la de dios.

El paso del tiempo nos demuestra que el alcalde de Jerez no iba tan descaminado. Lo de la justicia de hoy, no solo es un cachondeo, sino también un agravio al ciudadano normal que paga sus impuestos y ve como una sarta infinita de chorizos se los reparten entre sueldos prebendas y lo que debiera ir destinado al “estado bienestar” se lo llevan calentito sin que  el espoleo sea castigado como se debiera.

Aun no estamos curados de espanto de ver como a una pobre mujer que robo seiscientos euros para comprar dodotis y leche para su hijo, al juez de turno no le tembló la mano y la requería una burrada de años de cárcel. O a aquel aldeano que cogió te en el puerto para hacerse unas infusiones, te e infusiones que sus antepasados venían haciendo toda su vida, otro ilustre juez  le impuso una multa, de tal cuantía, que el pobre reo confeso no haber visto reunida tal cantidad de dinero en su larga vida. Y aquel caso de la vaca que se escapo de la cuadra con tan mala suerte, que fue atropellada por un turista dominguero dejándole mal trecho el automóvil. Le faltó tiempo al diligente juez de turno para exigir daños y perjuicios, e incluso cárcel, para el paisano que vivía solo en el monte con sus animales y la mala suerte quiso que el coche de un turista atropellara a una de sus reses. Se podrían citar mil casos más de este calibre en los que la justicia se esmera en su cometido. Cosa de agradecer, pues la impunidad de estos “peligrosos” ciudadanos puede acabar con la convivencia y la economía de la nación.

Pero ahora está la cara B de la justicia, en la que la rigidez judicial, en muchos casos (no me atrevo a decir en todos) brilla por su ausencia. Verán ustedes: En el año 2009 la policía tenía abiertos  730 investigaciones judiciales a cargos públicos por corrupción. La corruptelas de estos “servidores” de la patria no consistían en coger unos manojos de te. Unos eran por prevaricación, otros por cohecho y malversación de fondos públicos, falsedad, estafa, fraude fiscal y blanqueo de capitales. Estos cargos le caen a un simple ciudadano y no vuelve a ver la luz del día. Pero que ocurre con estos delincuentes; que son Aforados. Que te trincan con las manos en la masa; cuidadin, que soy aforado. Que de la noche a la mañana tienes un patrimonio más grande que el de Botín y te abren una investigación; no se pasen conmigo que soy Aforado. Palabra mágica y la investigación desaparece. Que eres el padrino de la mafia andaluza; ni tocarme que soy Aforado. Aquí comienza el baile, el cachondeo y la tomadura de pelo al ciudadano calle.

Vamos que ser aforado en España, es una especie de patente de corso que te permite robar lo que no está escrito y no te pasa nada.

Para más tomadura de pelo los ciudadanos vemos como gentes que antes de ostentar  un cargo político iban por la calle con “el moco colgando”, les detienen, les piden una fianza extratosferica y al otro día la depositan en el juzgado como si se tratara de calderilla. Solamente por este echo queda al descubierto. ¿De donde saca usted tantos millones de € de un día para otro? Es una pregunta que cualquier fiscal medianamente  inteligente, se haría. Pero como es aforado…

En estos tiempos que vivimos, los ciudadanos queremos ser aforados, políticos o yernos del rey.

Hagamos una consulta al pueblo ahora que está tanto de moda. ¿Quieren que los sinvergüenzas que nos gobiernan sean aforados?


¡O todos o ninguno!

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