La chaladura general de los
independentistas catalanes sigue la hoja de ruta sin conocimiento. Sus
desvaríos históricos han llegado a cotas de alucinación. Los pueblos, para
consolidarse como país, necesitan un pasado que avale su autenticidad. La
historia del condado de Barcelona no es para los secesionistas lo suficientemente épica para conseguir la tan
ansiada independencia. Los condes de Barcelona no pasaron de condes,
dependientes del reino de Aragón, por lo que no sirven como patriotas a los
independentistas. Una nación que se precie necesita sangre de héroes. Si la
historia no te los da, se inventan. Y en eso estamos.
El primer personaje en ser
elevado a los altares heroicos patrios es Rafael Casanova, un jurista que en la
guerra de sucesión de España eligió el lado equivocado al apoyar los intereses
de Carlos de Austria (no de Cataluña) a la corona de España. Como es sabido
fueron los Borbón los triunfadores. Aprovechando este pasaje bélico, los
independentistas, viendo el filón que se les presentaba, adaptaron la historia
a su leyenda particular y de la noche a la mañana tenemos a un austracista convertido en un patriota
catalanista que dio su sangre (poca, pues sólo fue herido) por la causa de los Mas, Oriol Junquera y compañía.
Pero hay que aumentar el santoral
heroico. Para ello los independentistas reivindican la figura infame del
fundador de la banda terrorista Ejercito Popular Catalán, Jaume Martínez
(apellido eminentemente catalán) Vendrell. Este abyecto individuo tiene como
valores aportados a mayor gloria de Cataluña, el asesinato, en 1977 del
empresario textil José María Bultó.
Para el presidente de Ezquerra
Republicana, Oriol Junquera, este terrorista, es merecedor de la calle que
lleva su nombre en su pueblo, Santa Coloma de Cervelló, por su “patriotismo” y
“buen comportamiento ciudadano”. Con estas valoraciones en favor de un criminal
ya podemos sacar el perfil moral de semejante individuo.
La grandeza de una nación, pueblo
o país esta en la generosidad de sus gobernantes para con los ciudadanos que
ayudan a configurarlo y engrandecerlo. Si quieres héroes que enaltezcan el espíritu
patrio, quita la calle a ese parásito desalmado y pónganle toda una rambla al
señor Bultó. Un ciudadano que con su esfuerzo y capacidad de trabajo creó parte
de la riqueza de Cataluña, tanto en lo económico como en lo humano.
Pero estos descerebrados
rencorosos prefieren cegar para que otros no vean y con su odio visceral y
cateto están destrozando Cataluña y dividiendo irremisiblemente a los
catalanes.
Esta gentuza no es de fiar. O se
les corta las alas, sin complejo. O acaban con Cataluña y con España como nación.
Hay que aplicarse señor Rajoy.
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