Albert Rivera, el impoluto
político que da lecciones a todo el mundo y para él no tiene, ha dicho a Rajoy
que “deje de robar el tiempo a los españoles”. Seamos ecuánimes y dejemos de
medir con diferentes varas por mucho que lo diga el angelical Albert. Vera
usted, si hace un recuento rápido de votos, aunque sólo sea para recordar,
tendrá el disgusto de enterarse que las elecciones las ganó el PP y esto es
totalmente objetivo, ahí están los números. Rajoy no se presentó a la
investidura sabiendo que no tenía los votos suficientes para ser nombrado
presidente. De esta forma no hizo perder el tiempo ni al Rey ni a España ni a
los españoles. Aprovechando la cobertura, el bello Pedro se apresuró a presentar
su candidatura y, sin encomendarse ni a dios ni al diablo, comenzó a liar
negociaciones y pactos que no servían de nada pues los números, mientras dos
mas dos sean cuatro, no salían. ¿Quiénes hacen perder el tiempo a los
españoles?
El bello Pedro, como por fin
entendió que con el socio que se echó no llegaba a nada, intentó atraer al
leninista Pablo que, como buen absolutista, quiere mandar los mejores
ministerios bajo sus órdenes y darle a Sánchez la presidencia que tanto ansía y
el ministerio de parques y jardines para que se entretenga mientras él va
transformando España en una Venezuela europea, eso sí, sin ciudadanos que son
un grupo de indocumentados nada progresistas.
Así anda el bello Pedro dando
tumbos contando sus penas por Bélgica, de donde salió por pies sin ningún progreso. Luego a Portugal para informarse de
que manera habían hecho los pactos las izquierdas del país vecino. Es tan
inconsciente e ignorante que todavía no sabe que el estado portugués no tiene
similitud alguna con el estado español. Así que poco podía aprender. Y por fin
se ha rebajado a ir a ver a Tsipras, sí ¡a Grecia! A pedirle que interfiera por
él ante su amigo Pablo para que deje de insultarle y ningunearle y le ayude a
llegar a presidente. Hace falta ser cutre y rastrero. ¡Cómo una persona con
este talante tan miserable puede ser presidente de mi país! ¡Que vergüenza!
Ahora dime, Albert, quién hace perder el tiempo a quien. Me parece que te has
equivocado de caballo ganador y si sigues apoyando a semejante necio esférico
mucho me temo que sin tardar te quedes colgado de la brocha y si esto sucede nadie
creerá en ti y un político sin crédito es un político muerto.