Parece ser que antes con el
iluminado ZP y ahora con el bello Pedro Sánchez, el PSOE se ha empecinado en
desaparecer del mapa político de España. Hasta el CIS avisa que, en caso de
nuevas elecciones, bajaría algún escaño más. Todo parece avisar a los miembros del centenario partido que va
por la misma senda de IU y Artur Mas.
Ahora, el bello Pedro se ha
propuesto de manera recalcitrante ser
presidente y para ello es capaz de pactar con el demonio. En este caso Podemos,
un partido leninista formado por mozos de rancias y revanchistas ideas que, en
el caso de gobernar, pueden llevar a la ruina el país. Pero Pedro, con 90
diputados, quiere ser presidente a costa de hundir la democracia con tal de llegar a la presidencia.
No es consciente en su obcecación que el camarada Pablo Iglesias en realidad no
quiere la vicepresidencia, o al menos le da igual, lo que en verdad pretende es
engullir al viejo partido al igual que ha hecho con IU.
Podemos no tiene nada que perder
y mucho que ganar. Si gobierna será con sus condiciones. Al bello Pedro le da
la presidencia para que se entretenga y él se queda con la vicepresidencia y
los ministerios más significativos. Este pacto sería la tumba política del PSOE.
Por otra parte, si no pacta
habría nuevas elecciones pero lo normal
es que el bello Pedro en esta ocasión ya no fuera candidato pues los compañeros
que le rodean están con los cuchillos preparados para descuartizarle. La verdad,
no es para menos. Este mediocre de escasos conocimientos políticos y una
educación precaria se ha metido en un fregado que le supera y además sus
enemigos “podemitas,” que no adversarios, se han dado cuenta y fomentan su ego
ególatra para llevarle al huerto de los espíritus. El problema no está en cómo
acabaría él y el PSOE, el dilema es cómo puede acabar España entera con estos
progresistas trasnochados surgidos de entre las sombras del leninismo y la
ignorancia esférica.
Por otro lado, tenemos al PP de
Rajoy con una corrupción rampante que le incapacita moralmente para seguir en
la brecha, aunque las últimas actuaciones contra la deshonestidad con las
medidas extremas de denunciar y poner ante la ley a los corruptos con presteza
y decisión hayan hecho pensar a sus militantes y simpatizantes que la ansiada
regeneración, por lo menos de su partido,
parece haberse puesto en marcha.
Pero no nos engañemos, los demás
partidos están al mismo nivel y no parece que hagan nada por remediarlo.
La solución es complicada y sólo
tiene dos salidas: o gobierna el partido más votado, el PP, con la aquiescencia
del PSOE y C`s, aunque tengamos que cerrar los ojos ante las corruptelas que
les contemplan, o preside lo que quede de España el bello Pedro Sánchez con el
beneplácito de Podemos y toda la caterva de partidos secesionistas
antiespañoles y demás mamarrachos que adornan el espacio político actual de
este país.
“Susto o muerte”. Piénsenlo.