lunes, 23 de septiembre de 2013

El enfado del Sr. Pérez.

Estos políticos españoles son la caña.

Miren que con la que está cayendo hay razones más que sobradas para enfadarse cada mañana al abrir el periódico, y ver en primera plana que la jueza Alaya va a enjaular algún nuevo pájaro implicado en el reparto fraudulento de los ERE. Pasas la hoja y te das de bruces con una fotografía de Bárcenas fumándose un puro en la cárcel con total tranquilidad. O esperas con angustia el fallo del caso Faisán. O te ha tomado el pelo los del COI  y nos dejaron con cara de tontos y sin Juegos Olímpicos. Cualquiera de estas noticias y muchas más que suceden cada día, pueden ser motivo de cabreo.

¡Pues no! Al jefe de la oposición lo que le ha enfadado es que la presidenta de la cámara, señora Villalobos, se dirigió a él por su primer apellido, Pérez.

Pero vamos a ver D. Alfredo Pérez Rubalcaba. No debe enfadarse por tal nimiedad, más tratándose de  una persona como usted, ya curtido en mil batallas de otras tantas guerras parlamentarias en las que usted a participado directa e indirectamente. Además de este asunto de con que nombre se le debe aludir tiene usted una gran culpa. 

Recordemos. En sus comienzos políticos incorporado al PSOE de Felipe González, ya ha llovido desde entonces, pues lleva usted en política más que Jordi Hurtado en Saber y Ganar, (perdónenme el chascarrillo pero no he podido resistirme a chiste tan simple), era el apellido Rubalcaba su nombre de batalla política. Todos los medios de comunicación se hacían eco de sus proezas políticas con este nombre, lo que trajo como consecuencia que Rubalcaba quedara unido inexorablemente al tiempo de la corruptela, de la banda de los GAL de entonces. Posteriormente, ya con ZP, continúa desempeñando el papel de muñidor de intrigas y sospechas que usted maneja con naturalidad asombrosa. Con el mismo nombre de Rubalcaba, en esta época surgen las sospechas de los pactos con ETA, o del chivatazo del Faisán, dejando pringados a unos buenos profesionales de policía.

El desastre del gobierno ZP, del que Rubalcaba también tiene parte de responsabilidad  como vicepresidente que era en ese tiempo, le deja a usted fuera de juego. Ahora es cuando viene el primer desconcierto con su nombre. Ya no quiere que le llamen Rubalcaba pues recuerda todas las fechorías cometidas por usted hasta la fecha, y pide a sus compañeros y camaradas que le llamen Alfredo. De esta manera trata de borrar su pasado y se presenta como una persona nueva, Alfredo. Tan nueva que después de ocho años con ZP, viendo como se desmorona España, llega a decir: “se como solucionar el problema”. Si lo sabía, porque no lo dijo cuando estaba en el poder, hombre de dios.

Y ahora le llaman Pérez. Tengo una teoría al respecto. Pienso que en vez de enfadarse con la señora Villalobos, debiera darla las gracias. Me explico. Gracias a esta señora, todos aquellos, que por desconocer su primer apellido, cruelmente, pusieron en duda su honor y fama, deberán retractarse y pedirle perdón. Por otro lado, piense que el apellido Pérez, le tiene usted impoluto y sin amortizar. Aprovéchese de ello y diga a sus camaradas que de ahora en adelante le llamen Pérez. Quizás de esta manera pueda despistar a aquellos compañeros que le tienen en el punto de mira esperando se ponga a tiro para desmontarle del poder y mandarlo , como a su antecesor, a mirar nubes.


Hágame caso. El Alfredo comienza a oler a chamusquina. De ahora en adelante Pérez.  

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