viernes, 6 de diciembre de 2013

¡Como está el patio patrio, Señores!

En la última reunión de los ramadanes socialistas, Rubalcaba y su anexo, la señora Valenciano, han pedido vehementemente la ruptura de relaciones diplomáticas con el “peligroso” Estado del Vaticano. No seré yo quien critique la singular demanda, pues cada cual es muy suyo de hacer el ridículo como mejor crea. Pero lo que si me parece sorprendente es que sean Rubalcaba y Valenciano quienes lo hagan.

Rubalcaba, porque a lo largo de toda su trayectoria política ha tenido ocasiones suficientes para haberlo hecho y nunca se lo planteo. ¡Es más! Todo lo contrario, con los gobiernos socialistas las relaciones con la iglesia siempre han sido correctas. Y la señora Valenciano, porque ya tiene muchos kilómetros de recorrido oportunista e incoherente. De cualquier manera, ambos personajes carecen  de credibilidad. Algo imprescindible para cualquiera que quiera hacer carrera en política.

El partido socialista, parodiando a Lola  Flores debiera decirles: “¡Si me queréis irse”!

Pero no anda mucho mejor D. Artur Mas.

A este incansable viajero no le hace caso ni dios allá donde se presenta. Y no será porque no se esfuerza en caer simpático. El último destino; La India. Aquí se ha identificado con el viejo luchador por la causa de la libertad nacional el señor Gandhi. Si fuera Sudáfrica, se manifestaría en la forma de Mandela. Si hubiera visitado Memphis, automáticamente se trasformaría en Martin Luther  King.

 He de reconocer que este comportamiento camaleónico de los políticos catalanes no coge de sorpresa a nadie; recuerden al ateo Carol Rovira, haciendo de “ecce homo”  con su corona de espinas en Jerusalén. Todo un clásico para poner en las camisetas de la peña.

Pero esto no es lo peor que le puede pasar a los patrioteros catalanes con la representación de la tierra catalana por estos majaderos. Lo peor está por venir. Lean: “La UE certifica que Cataluña no podrá permanecer en ella si se  independiza.”


Hay un proverbio chino que dice: “La primera vez que me engañes, la culpa será tuya. La segunda será mía”. Ciudadanos de Cataluña, aplíquense el proverbio. Las cartas están boca arriba. En su mano está. En caso de continuar por el camino de la mentira, la culpa de las consecuencias que traiga una hipotética independencia, será de ustedes. 

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