Vaya tostón. Después de las
expectativas creadas. La preparación periodística. El montaje revolucionario de
medios, escenarios, cámaras, presentadores, espectadores, comentaristas y un
largo etc. El tan esperado debate “definitivo”, se ha quedado en una mala copia
de un show de esos espectáculos de EEUU. O sea, un tostón.
A este montaje hay que añadir la
actitud de los participantes, ninguno de ellos dijeron nada nuevo que ayudase a
decidirse a los indecisos por quien tomar partido.
Allí vimos al Pedro Sánchez de
siempre con el mismo cuento de siempre y la misma actitud. Su intervención nos
ha demostrado no ser un líder capaz de mover voluntades de masas. Parecía más
bien un funcionario con la lección aprendida que recita en todos los sitios
donde va: “Rajoy es malo”. A ello le añade las coletillas de todo lo que va
hacer cuando esté en Moncloa, espera el aplauso fácil y a otra cosa, sin
aclarar como va a llevar a cabo sus promesas, eso no lo sabe. Lo único que
tiene claro es que quiere llegar al poder aunque tenga que bajarse los
pantalones ante quien sea con tal de lograr su objetivo. Incluso un pacto a
tres.
Albert Rivera, después de las
declaraciones hechas a Europa Press insinuando que podría pactar con PSOE y Podemos
con tal de ser presidente, ha dejado al descubierto sus ocultas intenciones,
cosa que avisa a los indecisos de la derecha y a los votantes de la izquierda,
incluso a sus propios votantes. Siempre me pareció muy sospechoso un político que se presenta a unas elecciones
sin ánimo de tocar poder a no ser que se lo gane a pulso. Además, tú qué sabes
hacer. Hasta el momento sólo conocemos las propuestas que son obviedades. El
resto es pura retórica ambigua. Una ambigüedad que hasta las últimas declaraciones no hemos
podido descifrar, ahora ya está claro, Albert, eres otro oportunista que a lo
achantado aspiras a colocarte en la cómoda poltrona del Estado Español. Luego
si suena la flauta de lo prometido pues mejor que mejor. Y si no, ahí está el
pueblo español para pagar las consecuencias. Eres lo que se dice un ventajista.
En cuanto a Pablo Iglesias, se le
ha notado el cambio de chaqueta. Ya no
vende su discurso del pasado inmediato, aquél con el que muchos de sus mamarrachos
camaradas están en la política como ediles municipales, enchufando a sus
familiares y amigos y cobrando unos sueldos que jamás habían soñado. Estos son
los alcaldes Colau, Carmena, Kichi y demás prebostes gamberros que están
dejando el país a la altura del betún. Ahora la política es otra. Ya no quiere
oír nada de Grecia o Venezuela, se vive
mejor del invento político que de andar dando tumbos de “manifa” en “manifa” por
esas calles de dios. Y es que la
izquierda es muy solidaria con los pobres y necesitados, pero donde esté la
pela que se quiten las herramientas de la bandera. No vas a ganar, ¡y lo sabes!
Así que lo que te hace falta es engañar al mayor número de ciudadanos para
poder mantener tu nuevo estatus.
A la vicepresidenta, la señora
Soraya, se la vio tranquila. Sabía a que individuos se presentaba y conocía de
antemano de lo que iban a tratar pues el
discurso no varía, así que solo debía esperar y contesta con la lección bien
aprendida.
¿Qué quien ganó? Mariano Rajoy que
se libró de semejante tostón.
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