martes, 10 de abril de 2012

Andalucía en la encrucijada

Aun colean las elecciones de Andalucía. Y aunque Arenas ha ganado el escrutinio, es muy probable que vuelva a gobernar  el socialismo con la ayuda de los 12 escaños de IU.
No sería nada nuevo en democracia que hubiera un pacto entre dos partidos de izquierda que respetaran y respetaran el juego político democrático instaurado, y ya asentado en el reino de España. Pero por desgracia no es así.
Vamos ha dejar de ser políticamente correctos, que es la formula que han inventado los mediocres representantes político que nos gobiernan, para aborregar al pueblo y evitar el espíritu crítico, que es en definitiva la expresión irrefutable de la inteligencia, la cual nos hace libres, y llamemos a cada cosa por su nombre, sin miedo a exagerar o falsear la verdad. Lo cierto es que la IU de Andalucía, está dirigida  por una peculiar y pintoresca pareja formada por los señores, Diego Valderas, un sujeto ignorante y radical, que presume de su incultura, solo semejante a su arrogancia cateta. Y su colega, el alcalde de Marinaleda, Juan Manuel Sánchez Gordillo, un profesor de Historia cuyos avales políticos son la dictadura del proletariado pura y dura, sin dejar resquicio al libre pensamiento o la libertad de expresión, al más puro estilo marxista leninista.
Ambos comparten el mismo empecinamiento visceral contra el capital, no en vano en su programa político, hablan de la creación de una banca pública, primer paso para la nacionalización de la banca. Odian la propiedad privada, como ya demostró con hechos el señor Gordillo con la ocupación ilegal de tierras, manteniendo viva la llama de la lucha jornalera, tratando de alcanzar el viejo sueño marxista de “la tierra para quien la trabaja”. Se definen como anticlericales recalcitrantes, proponiendo acabar con todos los signos y expresiones religiosas (podrán acabar con la Semana Santa o el Rocío) como proclaman a los cuatro vientos cada vez que tienen ocasión de hacerlo. Desprecian la democracia tachándola de burguesa y odian la monarquía y todo lo que ésta representa para el estado español. Con estas premisas, radicales  y de un sectarismo propio del comunismo más rancio del siglo XIX o de los peores momentos vividos en la España del 34 y el 36 por culpa del fanatismo de la extrema izquierda promovido y alentado por Largo Caballero y sus fundamentalistas camaradas de Frente Popular que nos llevaron al peor de los horrores humanos como es una guerra civil que no ganó nadie, no se puede decir que este partido sea, precisamente, un partido democrático.
Y si es así, como yo pienso aunque no sea políticamente correcto, que pintan semejantes individuos sentados en nuestras instituciones, aprovechándose de las bondades, oportunidades que ofrece el sistema democrático. O acatan la Constitución, a sus representantes legales, las normas y leyes que regulan la convivencia, en paz y libertad, de todos los ciudadanos de este país, o se les aparta para evitar ser dinamitados desde dentro. Cosa que no sería la primera vez que estos tipos iluminados hagan.
Si para poder seguir en el gobierno, el PSOE tiene que aceptar las condiciones trasnochadas y peligrosas de IU, pobre de Andalucía, la cubanizan en un “plis-plas”.

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