martes, 12 de enero de 2016

La deslealtad.

Con tanto jolgorio político como estamos viviendo en estos días de despropósitos de los descerebrados separatistas de Cataluña y las movidas locas del PSOE de Pedro Sánchez, ha pasado casi desapercibido  la despreciable actitud  del ex Comisario  Europeo de la Competencia en la UE Sr. Almunia. Recuerden que allá  por el 2013 en su celo  como comisario europeo, consideró ilegales las ayudas del gobierno español al sector naval, obligando a devolver las susodichas ayudas millonarias recibidas entre los años 2007 a 2011. El resto de consejeros españoles  explicaron al  terco Almunia que todas las ayudas estaban dentro de la legalidad vigente. Pero él prefirió hacer caso a la denuncia holandesa y siguió adelante con su gestión. Esta drástica decisión provocó que la industria naval española viera paralizada la construcción de varios barcos en beneficio de nuestro competidor, Holanda. Como consecuencia, los efectos en la industria naval española, fueron  devastadores tanto en los empleos como en el campo económico.
Afortunadamente ahora, el Tribunal General de la UE, ha dado carpetazo a la denuncia de Almunia; por tanto, ha dado la razón al Gobierno español. Pero el daño provocado a España ya está hecho.
¿Qué debe hacer España con semejante traidor? Porque alguien tiene que pagar por semejante tropelía. Y ese alguien no es otro que el Sr. Almunia. ¿Qué castigo se merece semejante individuo, que prefiere dañar a su patria  y hacer de tonto útil para beneficiar a la competencia en perjuicio fragante para su país y sus compatriotas?
En cualquier nación democrática del mundo este gañán estaría repudiado por la sociedad y el gobierno de su país. Pregunten a las familias de los trabajadores de los astilleros de Vigo que se quedaron sin trabajo por culpa de este memo despreciable.
Como muy poco expulsarle de España y retirarle el pasaporte para que no regrese jamás.

Pero seguro que no pasa nada. Recuerden el caso Faisán. Que vergüenza de tío.   

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