“Cada día, cada hora sentía mí libertad limitada” decía la
plañidera Marta dejando deslizarse dos lagrimas por sus morenas mejillas.
Lucharemos hasta el final, ahí se la escurrió una palabra ; lucharemos, no:
luchareis hasta el final, que yo me voy no sea que me encarcelen y eso no entra
dentro de mi independentismo.
Esta irascible y fanática
golpista se le llena la boca de Cataluña y su desmedido patriotismo acompañado
de lagrimas en favor de la republica secesionista catalana, se apaga en cuanto
llega el momento de dar la cara y enfrentarse a la realidad y pagar por sus
falsedades y viendo el peligro, como gran patriota que es, pone pies en
polvorosa y se exilia al igual que el vividor y comediante Puigdemont, dejando
el marrón a los tontos útiles del golpismo, esto es una tradición entre los
catalanes separatistas, ya salieron todos corriendo por las cloacas cuando
proclamaron la republica, poniendo al incauto Canmani como presidente, el tonto
útil de la época. Doña Marta nunca será presidenta de nada, pero pasará a la
historia como la tonta útil de este procés que nació fracasado por la forma
incoherente de ejecutarlo y presentarlo, más como un circo que como algo serio y
racional.
Doña Marta Rovira ya ha
enseñado el pelo de la dehesa después de su huída, ni patriota ni nada
parecido, una vividora de la política y el desconcierto, una cínica llorona
cuyas lágrimas son más por el dinero que ganaba y el estatus social que ha
perdido que por se
u amada Cataluña.
¡
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