La vergonzosa trayectoria que esta llevando el golfo
de Pedro el bello está animando cada vez a más delincuentes políticos a
apuntarse a la nueva moda del pacto. El último delincuente asesino que faltaba
era Otegi, famoso en España por matar a inocentes españoles cuyo único delito fue
el no pensar como él, y ahora se le recompensa con tratar de dirigir el Estado
español. No sé hasta qué punto llagará el aguante de la vergüenza del bello
Pedro. Hay que tener mucho rostro y muy duro para presentarse en Europa sin que
se le caiga a trozos cuando los comentarios son de asombro al decir que este
individuo que representa a España anda
pactando con terroristas.
Pero si es grave y de idotas tratar de ponerse de
acuerdo con un criminal que quiere destrozar España, no lo es menos saber que
quiere pactar el magnicida con un individuo que es capaz de traicionar a su patria
con tal de poder montar gratis en avión. ¿Pedirá nuevas pistolas o se le habrán
terminado las municiones? Porque, ¿de qué
puede hablar semejante patán? ¿Dónde quiere llegar el ególatra
presidente en funciones y hasta qué punto la oposición va a consentir que
España se convierta en Venezuela con el apoyo incondicional de la extrema
izquierda del “coletas” Iglesias? Un frente popular parecido se montó la otra
vez y ya saben cómo acabamos.
Desde luego, lo del asesino Otegi, infumable. Sigamos
dejando que este mentecato con ínfulas
de premio Nobel siga perturbando el país
con sus ansias de presumir de “bello” presidente. Cuando queramos darnos cuenta
ya no existirá España, solo será una Nación de Naciones como pretende el
bailarín Iceta. ¡Qué cabezas de
pensantes!
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