lunes, 30 de julio de 2012

La Europa de la Sra. Merkel.

Dicen que la historia se repite. O que todos los pueblos están condenados a hacerlo. Y que la única forma de evitar viejos errores, es no olvidar el pasado. Evocándolo cada vez que asomen por el horizonte los primeros atisbos de vicisitudes no deseadas. Para ello, contamos con la experiencia, que como decía Oscar Wilde: “es el nombre que damos a nuestras equivocaciones”.

Apelando a esa experiencia, y viendo los acontecimientos que  van sucediéndose dentro del extracto económico europeo, podemos encontrar alguna similitud en la forma de proceder, y salvando las distancias, entre aquella Alemania hitleriana y la actual de la Sra. Merkel.

Cuando Hitler comenzó a matar judíos, los países europeos miraron para otro lado. Total no les atañía a ellos. Eran problemas internos del Estado alemán. Después se anexionó Austria, invadió Polonia, Rusia Yugoslavia, Checoslovaquia. Y Europa callaba y firmaba con Alemania tratados de no agresión con tal de no ser ellos los invadidos. Cuando Europa y el resto del mundo quisieron reaccionar, Alemania estaba bombardeando Inglaterra y paseando sus tropas y tanques por los Campos Elíseos, bajo la mirada atónita del Arco del Triunfo y La Torre Eiffel.

Fue entonces cuando Europa reaccionó. Pero ya era demasiado tarde. El mal estaba hecho y el Nacional Socialismo había sometido la mayor parte de los países europeos.
Ahora, con la Sra. Merkel al frente de Alemania, está sucediendo de nuevo. La historia se repite, pero incruentamente. Sin bombas, tanques, o campos de concentración. Ahora el objetivo es económico, y persigue la destrucción del estado de bienestar y la sumisión de Europa al pueblo Ario, al que nunca han renunciado. Todo apunta a una vendetta calculada con premeditación y alevosía.

Alemania es un pueblo orgulloso y amante de sus costumbres, que no ha olvidado la derrota de la última Guerra Mundial, ni la postergación y vigilancia a que fue sometida durante muchos años.

Alemania no olvidó las duras palabras que le dedicó el general de USA, Franklin D. Roosevelt: “Tenemos que ser severos con Alemania. Y con ello me refiero al pueblo alemán y no solo a los nazis. Hay que castrarlo, o tratarlo de tal modo que no pueda seguir engendrando gentes deseosas de proceder como lo han hecho en el pasado”. Severas palabras para un pueblo humillado y sometido a la claudicación arbitraria.

Alemania tampoco olvida los cuatrocientos mil millones de euros que ha terminado de pagar en 2011, en concepto de indemnizaciones por los desmanes y el holocausto de la guerra. Y ahora, una vez libre de deuda y aprovechando la coyuntura económico - social por la que está atravesando la Comunidad Europea, ha decidido resarcirse de los sufrimientos y desprecios del pasado.

Tal vez esta teoría les parezca pueril, por lo que trataré de hacerla más verosímil con algún argumento que pueda corroborar lo aquí expuesto.

Para llevar adelante sus propósitos expansionistas, Alemania necesita el poder último de decisión en Europa. Ahora no invade los países militarmente, los interviene con la aquiescencia del Banco Central Europeo y su presidente Mario Draghi, quien actúa a mandato de la  Sra. Merkel.

Aprovechando la crisis, la Sra. Merkel ha intervenido, Grecia, luego Irlanda después Portugal, y ahora, si nadie lo remedia, será España, y tras esta Italia.

Hasta que le llegue el momento a Francia, nadie  parece plantar cara a esta situación socio-económica que, poco a poco, está tomando caracteres dramáticos. Todos sufren en silencio y disciplinadamente los recortes impuestos de forma arbitraria por la Alemania de la Sra. Merkel, esperando que una vez sean reconocidos sus esfuerzos, recobren la credibilidad pretendida.

España, según el ministro Guindos, no tiene dinero. Esto es grave, y se deben tomar las medidas necesarias para encontrar a quien se lo llevó o despilfarró. Pero es mucho peor la imposibilidad de encontrar el modo de recuperar la maltrecha economía, al estar intervenida y  unas medidas que no ofrecen la posibilidad de reactivarla.

Dejemos de engañarnos, a la Sra. Merkel le importa un bledo el Mercado Común y el Euro. Mantendrá Europa unida mientras venga bien a los intereses de Alemania. Si estos cambian, Europa se deshará en mil pedazos. Porque si no, ¿díganme que clase de socio convierte el negocio común (la Comunidad Europea) en un nido de especuladores que solo buscan el beneficio particular, en detrimento de la común empresa? ¿Quién pretende que España salga de la crisis con intereses de hasta el 7%? ¿Cuánto tiempo más podremos negociar nuestra deuda en estas condiciones? ¿Para qué necesitamos un Banco Central Europeo que solo atiende los mandatos de una nación en particular y hace oídos sordos a las necesidades del resto de socios? ¿A qué extraños intereses obedece la pasividad con que se comporta esta institución, creada para la coordinación y ayuda a los países que forman la Comunidad Europea?
Ahí dejo en el aire estas preguntas. Si encuentras la respuesta, tal vez halles la solución al enigma de la Europa que desea la Sra. Merkel. Si es que alguna vez la quiso.

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