viernes, 16 de agosto de 2013

Gibraltar otra vez.

Cada cierto tiempo los aprendices a británicos, ciudadanos de la roca de Gibraltar, nos recuerdan, en plan toca-pelotas, su vecindad mediante provocaciones salidas de tono y fuera de la ley, que despiertan en nosotros el amor patrio que descansa indolente en lo más profundo de nuestros corazones.
A mí este peñón habitado por monos y piratas, me trae al pairo. No me interesan para nada e incluso me parece bien que vivan tan ricamente siempre y cuando no molesten. Pero parece ser que la educación recibida por los británicos en estos trescientos años, les lleva por el filibusterismo y despotismo del que han hecho gala los hijos de la Gran Bretaña a lo largo de la historia. Ya se sabe: “de padres gato, hijos michines”.
La Pérfida Albión se ha caracterizado siempre por pasarse por el arco del triunfo las leyes internacionales haciendo prevalecer sus normas e implantando su sistema social en todas las colonias  conquistadas o robadas. Gibraltar no iba a ser la excepción, los llanitos se han acostumbrado ha hacer lo que les venga en gana sin que el gobierno de España les pare los pies, y esto es lo que sucede cuando te  dejas tomar el pelo durante tantos años. Hicieron un aeropuerto en un terreno que no les correspondía. Persiguen a los pesqueros de la Línea y cuando las patrulleras de la Guardia Civil, van a protegerles son secuestradas por las británicas sin que esto produzca en nuestro gobierno una reacción que vaya más allá de una enérgica protesta, que produce la risa hasta de los monos del lugar.
Ahora se dedican a rellenar una de las zonas de pesca de nuestras aguas  con bloques de cemento, para impedir el trabajo de nuestros pescadores. Esta vez parece que el Gobierno ha reaccionado y les ha cortado, de momento, las alas. Los Británicos, no acostumbrados a que España reaccione en defensa de los intereses patrios, han puesto el “grito en el cielo” y hasta el alcalde de Londres, un tal Boris Johnson, ha unido su voz a miles de hooligan dolidos en su honor ingles. Que es un honor diferente a cualquier otro.
Este tal Boris, se ha puesto como un basilisco, y ha exigido a España que quite sus manos de Gibraltar. Se quitaran cuando los llanitos quiten los bloques arrojados en nuestras aguas. Porque vera usted "Lord Boris", si atendemos a las disposiciones del tratado de Utrecht de 1713, España cede a la Gran Bretaña, el castillo las aguas del puerto y el territorio de la ciudad de Gibraltar. Luego son ustedes quienes están metiendo sus manos en España. 

Entérese antes de hablar. Que oportunidad ha perdido para callarse la boca. Así los españoles no nos hubiéramos enterado que es usted un analfabeto, como muchos de sus conciudadanos. Señor Johnson, no solo tiene historia su isla. ¡Si yo le contara!  

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