Desde que apareció el hombre en
la tierra y a partir del invento de la rueda, la humanidad ha ido evolucionando
hasta nuestros tiempos. Si no lo hubiera hecho, a estas alturas aun estaríamos
saltando por las ramas de los árboles como los monos.
A las ideas les sucede lo mismo.
Si no avanzan y se adaptan a los nuevos tiempos, corren el riesgo de quedarse
anticuadas y caducas y por ende en el recuerdo de la historia. Esto le está sucediendo al partido socialista
de unos años para acá.
Felipe González, cogió un
socialismo español rancio y de trinchera y lo colocó a la altura de los
socialismos más avanzados de Europa. Pero tras la pasada por las manos de
Zapatero ha regresado al 36.
El invento de una memoria histórica
sectaria y oportunista ha resucitado los recuerdos más tristes de nuestra nación. Ahora
que ya habíamos aprendido a vivir juntos, llega este personaje de cortas miras
y largos vuelos, con su odio trasnochado, buscando de nuevo el enfrentamiento
entre hermanos.
Y para que no falte de nada, los
sucesores del “genio” sagaz acaban de
promover una enmienda para que sean exhumados los restos del general dictador. ¿Estrategia
política o falta de ideas?
Ambas cosas. Los representantes
del socialismo patrio no tienen idea alguna con la que cautivar a sus
seguidores. Quienes poco a poco van reculando a otras formaciones de izquierdas
más actuales y coherentes. Para tapar esta carencia se dedican a jugar al
despiste. Una vez se enteraron por el ex juez Garzón, que Franco había muerto,
se envalentonaron y todos juntos se lanzaron a por sus restos como buitres.
Jamás los franquistas han hecho tanta propaganda a
Franco como estos fenómenos. Y es que anhelan aquella época. Mientras los desheredados
de la fortuna, representados por el partido comunista, defendían a los trabajadores
y le plantaban cara al régimen, ellos estaban el la facultad con sus chaquetas
de pana y camisas de cuadros que sus papas les habían comprado en el Corte
Ingles. Presumían de “progres” mientras acudían a los conciertos de Paco Ibáñez,
Raimon, Lluis Llach, Labordeta y compañía. Esto era toda la oposición que
hicieron al dictador. Ahora como esta muerto, ¡A por él!
El dictador murió en la cama. Franco
ganó la guerra. El régimen franquista se suicidó para instaurar la democracia.
Franco dejó como sucesor al rey D. Juan Carlos. Mientras todo esto sucedía, de
la noche a la mañana surgieron como setas todos estos indocumentados que a
falta de ideas siguen obsesionados con Franco y la iglesia católica.
Olvídense ya de Franco y pónganse
a trabajar para salir de la situación en que estamos y podamos vivir mejor, más
libres y felices. A ver si se dan cuenta de una vez, que este rollo del siglo
pasado ya no vende. La gran mayoría de los ciudadanos tienen tan lejos el 36
que ni se acuerdan de quien fue Franco, ni les importa.
Con estas ideas peregrinas, flaco
favor están haciendo al socialismo. Váyanse a contemplar nubes con el iluminado
de su jefe y dejen paso a las nuevas ideas socialistas antes que acaben
convirtiéndose en memoria histórica.
Por cierto, un consejo: no muevan
mucho el cadáver del general. No vaya ser que se despierte. ¡Je, je, je!
Dan risa.
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