domingo, 3 de noviembre de 2013

¡A por Franco! Que está muerto.

Desde que apareció el hombre en la tierra y a partir del invento de la rueda, la humanidad ha ido evolucionando hasta nuestros tiempos. Si no lo hubiera hecho, a estas alturas aun estaríamos saltando por las ramas de los árboles como los monos.

A las ideas les sucede lo mismo. Si no avanzan y se adaptan a los nuevos tiempos, corren el riesgo de quedarse anticuadas y caducas y por ende en el recuerdo de la  historia. Esto le está sucediendo al partido socialista de unos años para acá.

Felipe González, cogió un socialismo español rancio y de trinchera y lo colocó a la altura de los socialismos más avanzados de Europa. Pero tras la pasada por las manos de Zapatero ha regresado al 36.

El invento de una memoria histórica sectaria y oportunista ha resucitado los      recuerdos más tristes de nuestra nación. Ahora que ya habíamos aprendido a vivir juntos, llega este personaje de cortas miras y largos vuelos, con su odio trasnochado, buscando de nuevo el enfrentamiento entre hermanos.

Y para que no falte de nada, los sucesores del “genio” sagaz  acaban de promover una enmienda para que sean exhumados los restos del general dictador. ¿Estrategia política o falta de ideas?

Ambas cosas. Los representantes del socialismo patrio no tienen idea alguna con la que cautivar a sus seguidores. Quienes poco a poco van reculando a otras formaciones de izquierdas más actuales y coherentes. Para tapar esta carencia se dedican a jugar al despiste. Una vez se enteraron por el ex juez Garzón, que Franco había muerto, se envalentonaron y todos juntos se lanzaron a por sus restos como buitres.

Jamás los  franquistas han hecho tanta propaganda a Franco como estos fenómenos. Y es que anhelan aquella época. Mientras los desheredados de la fortuna, representados por el partido comunista, defendían a los trabajadores y le plantaban cara al régimen, ellos estaban el la facultad con sus chaquetas de pana y camisas de cuadros que sus papas les habían comprado en el Corte Ingles. Presumían de “progres” mientras acudían a los conciertos de Paco Ibáñez, Raimon, Lluis Llach, Labordeta y compañía. Esto era toda la oposición que hicieron al dictador. Ahora como esta muerto, ¡A por él!

El dictador murió en la cama. Franco ganó la guerra. El régimen franquista se suicidó para instaurar la democracia. Franco dejó como sucesor al rey D. Juan Carlos. Mientras todo esto sucedía, de la noche a la mañana surgieron como setas todos estos indocumentados que a falta de ideas siguen obsesionados con Franco y la iglesia católica.

Olvídense ya de Franco y pónganse a trabajar para salir de la situación en que estamos y podamos vivir mejor, más libres y felices. A ver si se dan cuenta de una vez, que este rollo del siglo pasado ya no vende. La gran mayoría de los ciudadanos tienen tan lejos el 36 que ni se acuerdan de quien fue Franco, ni les importa.

Con estas ideas peregrinas, flaco favor están haciendo al socialismo. Váyanse a contemplar nubes con el iluminado de su jefe y dejen paso a las nuevas ideas socialistas antes que acaben convirtiéndose en memoria histórica.

Por cierto, un consejo: no muevan mucho el cadáver del general. No vaya ser que se despierte. ¡Je, je, je!


Dan risa.

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