Jesús María Silva, es uno de los
letrados, supongo que del bufete del señor Roca, que asisten a la Infanta Doña Cristina
en este desagradable tema de la imputación por presunto delito fiscal y
blanqueo de capital. Pues este señor, como alegato de exculpación de la Infanta Cristina ante el pueblo
soberano, sorprendió a propios y extraños con las siguientes declaraciones:
“Cuando una persona está enamorada de otra, confía, ha confiado y seguirá
confiando contra viento y marea. Amor, matrimonio y desconfianza, son
absolutamente incompatibles.”
La cosa queda clara: La Infanta Doña Cristina, cegada
por el amor, no sabe nada de lo que
firmó, avaló o certificó, con su nombre. Ya se sabe que el amor todo lo cambia
e idealiza apartando al enamorado de la realidad, fiándolo todo al corazón que,
como dice la canción, “tiene el corazón razones, que nadie puede explicar” Caso
cerrado.
Lo que no dice D. “Jesús Mari”,
es que “el desconocimiento de la ley, no te exime del cumplimiento de la misma.”
Por lo tanto, siendo todos iguales ante la ley, incluidos los enamorados,
deberá acudir al juzgado correspondiente a contar su versión sobre los hechos
que se le imputa: “presunto delito fiscal y blanqueo de capitales.” Que no es precisamente una nimiedad propia
desvaríos amorosos.
Aunque usted, D. “Jesús Mari”,
crea que la capacidad media intelectual de los ciudadanos de España, está muy
por debajo de la suya y sus colegas, a la vista de la defensa pueril que ha
hecho de la Infanta ,
créame que no es para despreciarla. Por mucho que la obnubilación amorosa haya
podido trastornar las meninges de Doña Cristina, la realidad está ahí. Esta
Señora posee al 50% junto a su esposo, de la empresa AIZOON, en la que se han
encontrado extraños movimientos financieros con presuntos blanqueos de capital
y delito fiscal. Ahora, enamorada o no, como socia del presunto caco, “Señor”
Urdangarin, tendrá que demostrar que es inocente de los delitos que la imputan
por ser la dueña del 50% de la mencionada empresa. No por ser la hija del Rey.
Como mucho cortesano interesado quiere hacernos ver.
Aunque sea inocente, el mal ya
está hecho. Las cosas que empiezan mal, mal acaban. Y es que hay amores que
matan.
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