domingo, 20 de mayo de 2018

El casoplón


Iglesias y su “churri” se han comprado una villa con 2.000 metros cuadrados de finca  y la envidia rápidamente se ha lanzado a la yugular de la afortunada pareja, no porque se haya comprado una casa, que derecho tienen como cualquier español, sino por la incoherencia del asunto. Pablo Iglesias es el representante de los pobres y desheredados de este país y, gracias a ellos, está en el meollo de la política nacional. No hace mucho se puso como un energúmeno contra los políticos que vivían en casas aisladas de los ciudadanos y ahora resulta que él se compra un casoplón para que sus hijos se pueden criar mejor fuera de la polución de las barrios en que  vivía y donde todavía viven los obreros. Muchos de estos trabajadores se han dado cuenta de que Don Pablo ahora ya es casta, no se ha conformado con un adosado en Parla, no, a una buena zona residencial para que sus “churumbeles” se vayan codeando con la casta a la que ellos pertenecerán en el futuro. Iglesias ya no es de los vuestros, ahora ya tiene pasta, y parece que mucha cuando logra una hipoteca que solo se le concede a los Botín, ya saben, esos banqueros que han amasado su fortuna a través de generaciones. Sin embargo Don Pablo, persona inteligente donde las haya, ha conseguido su capital en cuatro años, como quien dice. Si aplica esta formidable idea a la política económica española, en una legislatura que esté este hombre en el poder, todos compraremos casas de semejante estatus.
Esta incoherencia es un insulto a todos los que le votan y el dice defender. Pero no acaba aquí su prepotencia, ahora se presenta ante sus votantes para pedirles, siempre democráticamente, que digan si quieren que siga o se retire a su finca a respirar aire puro. Hay que tener mucha cara y muy dura para, después de insultarlos con su soberbia, restregarles aún más su metedura de pata tratándoles como idiotas y mansas ovejas para que le den un nuevo voto de confianza. ¿Éste es el concepto en que tiene a sus votantes? Una pena.

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