Leo en un periódico que, para asistir a la fiesta de cumpleaños de Obama hay que pagar 25.000 Dólares. ¿Han pensado por un momento quienes pagarían por asistir a pa cena de cumpleaños de Rodríguez Zapatero? Les doy algunos nombres: Mendez y Tocho o Toxo, que aun no se escribir este apellido, Mª Teresa de la Vega, la vice-bogue, Pajín y Aído Álvarez, dos cabezas privilegiadas que cuando el sabio dijo: “Solo sé que no sé nada”, ambas se ofrecieron gentilmente a enseñarle. Pepe blanco, que aunque tenga nombre de cantante no lo es y desafina cada vez que abre la boca con sus insultos. Y un largo etcétera más de indigentes intelectuales.
Jamás tanto inepto ha estado tan alto y España ha caído más bajo.
No me digan que no hay en esta fiesta más glamour que en la de Obama. Para morirse de… ¿Risa?
Ahora resulta que el gobierno confía en la inversión extranjera para reactivar la vivienda. ¿Pero no habíamos quedado que la crisis era mundial? Entonces como es posible que las buenas gentes de otros países, puedan venir a España a comprar viviendas. Me lo explique. O mejor no, prefiero quedarme como estoy.
Appel ha sacado un dispositivo llamado Avoz que permite contr5olar todos los movimientos de su bebe a cualquier distancia. Lastima que sea ahora cuando lo comercializa. De haber sido hace unos años podríamos hubiéramos colocado uno a Chaves, otro a Bono y un tercero a Alfredo, el del dedo, o en su defecto al faisán. A estas alturas otro gallo nos cantara, o mejor que cante el faisán.
Lao en un periódico de tirada nacional, que un centenar de alcaldes de CIU y PSC, se han subido los sueldos, llegando algunos a cobrar setenta y ocho mil euros anuales. Si es cierto esto, que lo será pues este periódico es de gran solvencia, está tardando el gobierno de Cataluña en mandar a semejantes depravados y desvergonzados caraduras a sus casas, si no es posible la cárcel. Que se haga aunque solo sea por higiene política.
Señor Rajoy, golpe en la mesa y a las elecciones ya, mañana mismo.
ZP ha vuelto a Doñana. Ya me siento más tranquilo.
Y mientras tanto, aquí seguimos los cinco millones y pico de marras esperando un trabajo para ir tirando. Que vergüenza.
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