jueves, 10 de mayo de 2012

Los sindicatos. ¿Estancados en el pasado?

Los sindicatos siguen erre que erre con los movimientos ciudadanos contra las medidas anticrisis que el gobierno va aumentando todos los viernes de pasión.

Pero cada vez acuden menos personas a la cita. Y es lógico, la gente llega un punto en que se cansa de escuchar siempre lo mismo y ver que no se soluciona nada. El gobierno sigue en sus trece, sordo y ciego ante las protestas, y los sindicatos continúan con el mismo discurso rancio de siempre, repitiendo las viejas soflamas contra un fascismo ya olvidado y perdido en la historia. Parece como si quisieran resucitarlo a toda costa, se les nota la remembranza de tiempos lejanos. Solo hay que ver la cantidad de banderas republicanas que solo representan a quien la lleva. Fotografías de Carl Marx, ideólogo y representante  de un movimiento filosófico económico y social de siglos pasados, donde las características, diferencias sociales y circunstancias de aquel entonces, nada tienen que ver con las actuales. Las exaltaciones a Lenin, un criminal a la altura de Hitler, o las viejas camisetas con el famoso rostro del Che Guevara, las banderas rojas, que ya no las quieren ver ni en Rusia. Esas pañoletas Palestinas a la última moda de Arafat, un premio Nobel de la paz que se hizo millonario con la guerra y la sangre de un pueblo que no existe, porque su futuro está parado en un presente de odio y rencor. Un pueblo Palestino, engañado, envenenado y mantenido por sus parientes ricos (Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Baréin, Omán, Siria, etc.), para que sean los ejecutores de sus tirrias y repulsión a los judíos.  Afortunadamente, aquellos momentos ya han pasado, esperemos que para siempre, y los alegatos y predicas, de estos románticos de la pancarta,  están en desuso, se han quedado atrás. No tienen discurso nuevo para poder atraer a los jóvenes  trabajadores, más preparados y cultos, que aquellos otros de tiempos pasados donde el analfabetismo era moneda de cambio común. Los jóvenes actuales  ya están empezando a hartarse de la misma milonga. Por el contrario, solo cala su patético discurso, entre los “perroflautas”, okupas, y marginados., que a decir verdad no son pocos, pero no aportan soluciones viables al tremendo momento que estamos viviendo.

Este es el problema sindical, que no dan soluciones. Que quieren justificar su estatus social privilegiado y sus sueldos millonarios a base de panfletos con misivas  muy manidas que ya no tienen lugar en los países desarrollados de occidente.

Con esto, no estoy diciendo que esté en contra de la manifestación popular, nada más lejos de mis intenciones. Todo lo contrario, soy de los que piensa que cuanto más se implique el pueblo en el gobierno de su nación, mejor gobernaran sus políticos al verse vigilados. Pues como decía el primer presidente americano, George Washignton: Cuando vayáis a elegir la persona que os represente ante todo el estado, buscad al hombre más honesto y virtuoso, temeroso de Dios, sabio y ejemplar, de vuestra comunidad, y cuando sea elegido, vigiladle como si fuera el más ruin, torpe e inmoral de los ciudadanos. Y así debe ser en una democracia total.

 Con esta crítica solo pretendo hacerles ver que los odios y rencores del pasado no les dejen avanzar hacia el futuro y se queden atrapados en un limbo político en el que no representen a nadie, eso sería su fin. Y de verdad les digo, que viendo sus últimas manifestaciones donde el exhibicionismo de sus dirigentes, cada vez más aburguesados y alejados de los problemas reales de la sociedad. Y escuchando sus soflamas bravuconas y salidas de tono, más cerca del “guerracivilismo” que de una manifestación de protesta libre y democrática, da que pensar que a este ritmo irán perdiendo, primero afiliados y después credibilidad. Y sin crédito, que es lo único que ustedes pueden y tienen que aportar, están acabados.

Su postura insensata ante esta crisis, que ustedes saben de que lado político viene y quien desde su abulia mudable, incapacidad intelectual y la mentira reiterada, nos ha llevado a esta penosa situación, es de un sectarismo manifiesto que solo busca el enfrentamiento y la revuelta con la única misión de poner palos en las ruedas al gobierno actual, sin animo de solucionar la situación en que se encuentran los trabajadores a los que ustedes dicen defender.

Ya no sirven las demagógicas manipulaciones a las que la izquierdas están tan acostumbrados, ya no todo vale si el fin es bueno para sus intereses. Ahora la situación política es otra. Diferente a aquella otra en la que sus métodos de ocultismo y medias verdades ya no impresionan a nadie. Ahora se necesitan argumentos, y ustedes los están perdiendo.

Dejen de hacer romerías políticas y vuelvan al sindicalismo. De esta forma igual vuelven a recuperar la credibilidad perdida.

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