Esta vez el señor Duran y LLeida
ha mostrado su cara graciosa en sus últimas declaraciones: “No me imagino una
España sin Cataluña.” Pues yo si me
imagino una Cataluña fuera de España. Sería un
país empobrecido. Con una seguridad social y una sanidad precarias. Con
un déficit galopante y un mercado exterior deficitario. Vamos, un país más de
los Balcanes.
Aunque, a estos paletos
independentistas no les vendría mal una cura de humildad.
-o0o-
D. Artur Más, sigue absorto en su
locura nacionalista. Y devorado por su papel mesiánico anda por los periódicos
y televisiones lanzando bravatas y exabruptos. El último dice querer
internacionalizar el conflicto si el gobierno frena el referéndum.
Este demente separatista aún no
se ha enterado, o no quiere hacerlo, Que el referéndum que propone es ilegal.
No se lo frena el gobierno, se lo impide la Constitución española. Deje de
confundir a las buenas gentes de Cataluña. En España, ya no engaña a nadie.
¿Quieres más dinerito, eh?
-o0o-
Ahora, al igual que sus
antecesores en el “desgobierno”, a D. Artur le ha dado por viajar en plan
presidente del país. - “Con mi viaje he tratado se situar a Cataluña en el
exterior.” – Se justifica el Honorable ante sus súbditos, después del fracaso
cosechado en Moscú.
No sé ni me importa quien es el
que le ha preparado el viaje, pero como organizador diplomático es “matao”. En
lo único que acertó fue en el hotel, 1600 € por habitación y noche para el
President, su señora y doce figurones más. Todo para nada, pues no les recibió
ni dios. Total, que por mucho que trate de situar a Cataluña en el exterior y váyase
usted a saber dónde, el exterior sigue sabiendo que Cataluña está en España.
Y para esto se han gastado el
dinero que no tienen y luego no les queda para pagar facturas. Estos
personajillos de opereta no tienen remedio.
-o0o-
Ahora me viene a la cabeza, entre
sonrisas y lágrimas, pues esto de Cataluña se está convirtiendo en una tragicomedia
(perdonen mi jocosidad pero no lo puedo remediar), que va tomando tintes de ópera
bufa, el viaje que hicieron, nada menos que a Japón, aquel par de indigentes
intelectuales, Carol Rovira y el bachiller Montilla. Se gastaron lo indecible,
se habla de 47 mil €, en fiestas y recepciones con la misma intención que D.
Artur, situar a Cataluña en el mundo y vender las virtudes empresariales y
financieras de “la nación catalana”. Resultado, a su regreso se encontraron con
que una empresa japonesa, la Sony, anunciaba el despido de 2.000 trabajadores
de su delegación en Barcelona.
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