martes, 26 de marzo de 2013

El caos del PSOE



No está, en mí sentir, ser agorero, pero el desastre que se le avecina al PSOE, ya se veía venir tiempo atrás. Son muchos años de palabrería. De mentiras y medias verdades. De demagogias baratas que no aguantan un asalto a la realidad pura y dura.

Ya con Felipe  González tuvo sus más y sus menos con las corruptelas de sus cargos más representativos entrando en la cárcel. Las farsas legales de jueces afines al pesebre socialista que dejaron tras de sí, una quiebra moral y ética que, ni D. Felipe, atrapado en medio de la red de depravación que se había formado en su entorno, ni el resto de políticos de los diferentes partidos de la época, supieron zanjar definitivamente. Lo que ha permitido, con el tiempo, un encanallamiento mafioso de la política y muchos los políticos que en la actualidad nos “desasisten”.

Con el “desgobierno” de Zapatero, la denigración del partido va en aumento. Llega a la presidencia por sorpresa. Sin un programa político claro, ni un proyecto que pudiera superar al realizado por el anterior presidente, señor Aznar, quien con sus claros y oscuros, había logrado que España, a pesar del desbarajuste económico que había dejado el gobierno González, entrara en Europa por la puerta grande.

 Sin ideas ni argumentos, perdido en una presidencia que le caía grande, lo primero que hace es nombrar ministro de economía al señor Pedro Solbes. Todo un personaje del desastre económico del gobierno de González, cuya única aportación a la economía española de aquella época, fue recomendar planes de pensiones, pues el gasto sin control y las mamandurrias de sindicatos, ONG y compras de favores a las autonomías sediciosas, acabaron de nuevo con la caja común.

D. Alfredo Rubalcaba, a pesar de su curriculum trapichero, urdidor de mil intrigas, repite cargo con ZP, regresando con él, al gobierno, la intriga. Recordamos su pasado como portavoz en la época de los GAL o el caso faisán y las negociaciones secretas con miembros de la banda terrorista ETA, no hace tanto, y que aún está por dilucidar.

Todos estos hechos se han ido acumulando en el debe del partido socialista, quedando el haber bajo mínimos. Pero en vez de rectificar, pedir perdón (hasta el rey lo hizo en su momento) y buscar la conmiseración de sus afiliados y votantes, para tapar sus cuitas, el señor Zapatero intenta una huida hacia delante tratando de dividir el país, sacando del baúl de la historia los viejos rencores de la guerra, levantando tumbas y rememorando odios. Creyó que esto bastaría para tapar su incompetencia, pero ya quedaban pocos ciudadanos que  hubieran vivido aquella fraticida  guerra, aparte de los incondicionales fanáticos que siempre están dispuestos  a la pendencia, el altercado y la confusión. Métodos poco democráticos que recuerda otros tiempos cuando Largo Caballero, incapaz de ganar en las urnas, arengaba a sus seguidores.

Para rematar el mal momento por el que está pasando el socialismo español, siguen en la dirección general del partido, los mismos personajes que mal dirigieron los designios del país durante los ocho años anteriores, dejándolo en una situación crítica.     
 Con este bagaje de ínfimos resultados positivos, por no decir nulos, es difícil encontrar argumentos suficientes que puedan traer de nuevo la credibilidad al partido. No es de recibo que el señor Rubalcaba, el mismo que había ocupado el cargo de vicepresidente en el gobierno saliente, se presente a las elecciones diciendo que:”ahora ya se como solucionar los problemas de la crisis”. Es para morirse de risa. ¿Será que el señor Rubalcaba piensa que los españoles son tontos?

Para volver a ser una opción de gobierno la cosa es sencilla. Retírense de la política y busquen gente nueva que no arrastre tantas insensateces. De lo contrario les queda  mucho tiempo en la oposición.

















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