El viernes día 29 de mayo fue
detenido por presunta corrupción Serafín Castellano, delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana
y ex conseller de Gobernación. Lo hizo
la misma policía de la que él era el máximo responsable. Paradojas de la vida.
Unos días después es Tania
Sánchez, ex candidata de IU a la alcaldía de Madrid y portavoz de la plataforma Convocatoria por Madrid
(PxM), colectivo integrado en la plataforma de Manuela Carmena Ahora Madrid.
Motivo de la imputación: prevaricación, tráfico de influencias y malversación.
Con ella, su padre y hermano. Ya se sabe que la familia que roba unida
permanece unida.
Todos los días uno nuevo.
Y es que España es la Europa de la picaresca, del
Lazarillo de Tormes o el Guzmán de Alfarache, la Pícara Justina o el Buscón. La tierra de los toreros
valientes, de héroes conquistadores o de
Quijotes y Sanchos. En nuestro país no hay término medio, cuando nos ponemos a
algo somos siempre los más grandes. Qué nos
da por la aventura, pues descubrimos América, que menos. Si nos ponemos
a inventar algo, el submarino de nuestro compatriota Peral o el autogiro del
señor De la Cierva. Sin
importancia. Ahora, eso sí, no nos obliguen a desarrollarlo hasta el final.
Nosotros lo inventamos y damos los primeros pasos que ponen la idea en el buen
camino y el resto del personal de otros países lo perfecciona y nos lo venden. Así somos los artistas.
Esto está bien. Pero el problema
es que para todo somos igual. Qué nos da por el robo, pues un saqueo tras otro.
Sin vergüenza ni conocimiento. En estos tiempos lo estamos viviendo. No hay
partido político que no tenga varios e incluso muchos corruptos que se lo
llevan calentito y lo disfrutan con total tranquilidad. Algunos, incluso, hasta
se van de vacaciones. En otros países pasarían esas vacaciones en la trena,
aquí, esquiando en la nieve o haciendo senderismo por algún paraíso de nuestras
montañas.
Para el español estos cacos son
nuestros héroes cotidianos. Los ejemplos a seguir. El personaje a envidiar.
Cuando en una conversación sale a relucir alguno de ellos, siempre hay alguien
quien, con nostalgia, exclama “hace bien”. Y abunda: que Dios nos ponga donde
haya…
Y es que la España cañí es así.
¿Recuerdan ustedes a la
Pantoja , aquella tonadillera amante del alcalde mafioso que
esquilmó Marbella, el Julián Muñoz? Pues ha salido del trullo por unos días y a
la puerta del penal estaba un grupo de gente aclamándola y vitoreándola en
tanto ella, como un torero, hacía el paseíllo hasta el coche con una sonrisa de
oreja a oreja y saludando garbosamente. ¡Va por ustedes!
Es impensable, para cualquiera
que no sea de esta tierra, que una
delincuente que hace unos años era insultada y vituperada a la entrada
del perol, sea ahora aplaudida y encomiada como si de un ídolo famoso se
tratara. Ídolo sí, del blanqueo de dinero robado por el mangante de su galán.
Así que no esperen milagros. Como
se está poniendo la cosa de la política con los nuevos mandatarios, que vienen
con los bolsillos vacíos y las cabezas llenas de odios y resentimientos, no veo
yo la posibilidad de cambio hacia una nación
nueva, sin golfos y golfas que llevarnos a la boca. Por si de algo me
vale… ¡Viva mi España cañí! Y que Dios nos coja confesaos.
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