jueves, 4 de junio de 2015

¡Viva la España cañí!

El viernes día 29 de mayo fue detenido por presunta corrupción Serafín Castellano, delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana y ex conseller  de Gobernación. Lo hizo la misma policía de la que él era el máximo responsable. Paradojas de la vida.
Unos días después es Tania Sánchez, ex candidata de IU a la alcaldía de Madrid y portavoz  de la plataforma Convocatoria por Madrid (PxM), colectivo integrado en la plataforma de Manuela Carmena Ahora Madrid. Motivo de la imputación: prevaricación, tráfico de influencias y malversación. Con ella, su padre y hermano. Ya se sabe que la familia que roba unida permanece unida.
Todos los días uno nuevo. 

Y es que España es la Europa de la picaresca, del Lazarillo de Tormes o el Guzmán de Alfarache, la Pícara Justina  o el Buscón. La tierra de los toreros valientes, de héroes conquistadores o  de Quijotes y Sanchos. En nuestro país no hay término medio, cuando nos ponemos a algo somos siempre los más grandes. Qué nos  da por la aventura, pues  descubrimos América, que menos. Si nos ponemos a inventar algo, el submarino de nuestro compatriota Peral o el autogiro del señor De la Cierva. Sin importancia. Ahora, eso sí, no nos obliguen a desarrollarlo hasta el final. Nosotros lo inventamos y damos los primeros pasos que ponen la idea en el buen camino y el resto del personal de otros países lo perfecciona y  nos lo venden. Así somos los artistas.

Esto está bien. Pero el problema es que para todo somos igual. Qué nos da por el robo, pues un saqueo tras otro. Sin vergüenza ni conocimiento. En estos tiempos lo estamos viviendo. No hay partido político que no tenga varios e incluso muchos corruptos que se lo llevan calentito y lo disfrutan con total tranquilidad. Algunos, incluso, hasta se van de vacaciones. En otros países pasarían esas vacaciones en la trena, aquí, esquiando en la nieve o haciendo senderismo por algún paraíso de nuestras montañas.

Para el español estos cacos son nuestros héroes cotidianos. Los ejemplos a seguir. El personaje a envidiar. Cuando en una conversación sale a relucir alguno de ellos, siempre hay alguien quien, con nostalgia, exclama “hace bien”. Y abunda: que Dios nos ponga donde haya…

Y es que la España cañí es así. ¿Recuerdan ustedes a la Pantoja, aquella tonadillera amante del alcalde mafioso que esquilmó Marbella, el Julián Muñoz? Pues ha salido del trullo por unos días y a la puerta del penal estaba un grupo de gente aclamándola y vitoreándola en tanto ella, como un torero, hacía el paseíllo hasta el coche con una sonrisa de oreja a oreja y saludando garbosamente. ¡Va por ustedes!

Es impensable, para cualquiera que no sea de esta tierra, que una  delincuente que hace unos años era insultada y vituperada a la entrada del perol, sea ahora aplaudida y encomiada como si de un ídolo famoso se tratara. Ídolo sí, del blanqueo de dinero robado por el mangante de su galán.


Así que no esperen milagros. Como se está poniendo la cosa de la política con los nuevos mandatarios, que vienen con los bolsillos vacíos y las cabezas llenas de odios y resentimientos, no veo yo la posibilidad de cambio hacia una nación  nueva, sin golfos y golfas que llevarnos a la boca. Por si de algo me vale… ¡Viva mi España cañí! Y que Dios nos coja confesaos.

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