Los bocazas.

Aprovechando que el 155 pasa por Valladolid se podría hacer algo con los charlatanes cuentistas que,  con el cuento de la libertad de expresión, se dedican a propagar falsedades y crear falsas expectativas a los borregos que los siguen, porque una cosa es la libertad de expresión y otra bien distinta la calumnia mal intencionada.

Voy a poner un ejemplo de hoy, que viniendo de quien viene, se puede saber a que tipo de “demócratas” está dirigido. Se trata  de  uno de los tantos deslenguados de esa  izquierda desmembrada y caduca  que con sus  sandeces cotidianas se desprestigian aún más de lo que ya están. El señor Garzón, que ha conseguido lo que Franco nunca logró a lo largo de su larga dictadura, acabar con el partido comunista. Dice así: “El articulo 155 del bloque monárquico reaccionario es ilegitimo”.   Si nadie sale al paso de tan absurda idea puede haber algún mentecato que tal mentira cale en su mente obnubilada, por eso hay que llamar al orden a este pobre desgraciado que está abocado a la desaparición de la política sensata de la democracia española.

Pero hay más majaderos mal intencionados que dejan caer su mala baba tratando de desestabilizar la opinión sensata del pueblo español, tal es el caso de un tal Willy Toledo que sin  decencia alguna se atreve a  afirmar que: “será legitimo asaltar La Zarzuela”. Como se puede consentir que este energúmeno se permita dar consejos de esta índole terrorista. A este individuo hay que pararle los pies poniéndole en su sitio para que sepa lo que es la libertad de expresión, al igual que al tonto útil de Iglesias, el mentecato de Echenique, cuando llamó racistas y xenófobos a  quienes defienden a España.

A toda esta manada de mamarrachos, que parece ser no les gusta España, lo mejor es mandarles a Venezuela o Cuba, donde por decir lo que dicen en España, si lo hacen en eso  países que tanto admiran les pueden colgar al sol hasta que se sequen. Aquí no les queremos para nada, pues solo sirven para tratar de engañar y calumniar a la nación que les da de comer y techo bajo el que viven, así que hay que hacer una ley para que todos estos chiquilicuatres dejen de incordiar  con sus ideas trasnochadas cuyo balance histórico fue de cien millones de muertos.