La paranoia de los golpistas
catalanes ha llegado a cotas tan altas e incongruentes que ahora piden, que el
Estado español pida perdón al criminal
Companys, un sedicioso con más de 8.000 muertos a sus espaldas, de las
cuales 400 fueron ordenadas y firmadas por él mismo. ¿El delito de estos pobres
desgraciados? Ser sacerdotes, creyentes o empresarios de familias significadas
de Cataluña.
Este asesino mediocre y ruin
animó a la revuelta armada, proveyendo de fusiles a los milicianos de la CNT y ERC y arengándoles para
que mataran a todo aquel que no fuera independentista o sospechoso de no serlo.
Preparó un alzamiento armado que solo duró unas horas, pues en cuanto oyeron el
primer cañonazo, todos abandonaron la Generalitat huyendo, como ratas, por las
alcantarillas, cosa esta muy típica de estos “valientes” que hacen siempre lo del capitán araña, que
embarcan a todo el mundo y ellos, cobardemente, se quedan en tierra. Tardó 18
años en acabar la carrera de derecho, oficio que luego utilizó para defender a
los pistoleros criminales de la
CNT.
Fue difícil encontrar tumbas
comunes, entre otras cosas porque la cheka que fundó, tiraba los cadáveres al
horno de una cementera desapareciendo para siempre y dejando a los familiares
sin saber más de sus parientes. Debiera tomar nota la memoria histórica y
mandar a alguien a investigar este asunto, no todo van a ser fosas comunes
franquistas.
Este homicida, fratricida,
parricida y demás adjetivos calificativos que califican con la mayor consistencia
a esta sabandija inhumana es la rata a la que los secesionistas catalanes
quieren que España pida perdón. Solo un
pueblo enfermo puede pedir enaltecer a semejante criminal. ¿Qué se puede
esperar de esta gente de condición tan
miserable?
Viendo esto y como se
comportan de forma tan mezquina, para solucionar el problema un cañonazo y todos a
correr por las cloacas.
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