martes, 24 de noviembre de 2020

Por un voto.

 

Así funciona la democracia, el que más votos consiga es el ganador. No importa quien te vota o para lo que te vota. Es igual que sea vasco y terrorista, catalán o independentista, o comunista y anti-España. Todos quieren acabar con España, pero mientras haya chupete, ahí seguimos chupando, y mientras tanto quitamos el español de lengua vehicular  o aprobamos una ley nueva, lo más contraria y absurda que podamos imaginar, en nuestras cabezas sin seso ni dignidad. Para terminar con un país de miles de años es muy difícil acabar con él, sin machacarle previamente con el odio e inquina.

Y esto es lo que ha hecho la ministra Celaá con la ley de educación que estos zoquetes memorables se les ha ocurrido para premiar a sus partidarios, excelsos y plenos de mentecatez con los que su gran poder separatista ha  completado de exaltación  y lujuria sus cabezas, hasta hace bien poco, vacías.

Pues esta ley, tan aplaudida por la plebe ignorante y atrevida, es la que les quita la concertada, todos pasaran de curso sin suspensos, y no habrá educación especial para los niños con problemas, pues el gobierno no los necesita, y todos vivirán felices en las viejas escuelas concentradas, y así, poco a poco, nos iremos acercando a aquella arcadia feliz que fue, según estos cenutrios, un tiempo idílico y maravilloso donde no faltará de nada. Iglesias para quemar, fascistas para matar y ricos para odiar por vivir bien. Celaá ya hizo su ley y a ver quien la echa abajo. No lo vais a conseguir por muchas manifestaciones que programéis, porque vosotros, los padres y familiares de esos chiquillos que tienen que ocupar las escuelas, no sabéis los beneficios que os esperan con esta meditada  ley. Vamos, que no queda lugar a duda, como dirían los zampabollos que aprueban la Ley porque de eso comen. Solo hay algo que no debo callar: con la concertada le salía al gobierno tres mil € más barato al mes por alumno. ¡Será por dinero! Total Sánchez e Iglesias ya se han gastado 27 mil € en golosinas y poco más.

No hay miedo.

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