Alguien
dijo que González era el Pujol de Madrid
pero debemos hacer algunos apuntes que los diferencian.
En
primer lugar González entró en prisión en el mismo momento que se descubrió su
trama delictiva. En tanto en cuanto el caco de
Pujol sigue en libertad, junto a los delincuentes de sus hijos, paseando
por las Ramblas y blanqueando dinero sin escrúpulo alguno. Esto sin mencionar
que lo que ha afanado la familia mafiosa de los Pujol es infinitamente superior
a lo robado por los chorizos madrileños. Y esta diferencia entre unos y otros
es lo que el sufrido pueblo votante no entiende. Hoy es llamado a declarar Jordi
Pujol Ferrusola, hijo del capo Pujol, y
seguro que en un par de horas está tomando el vermút en el marítimo sin fianza
alguna que pueda descomponer sus fraudulentos negocios. Así da gusto robar
sabiendo que nadie se atreve a ponerle en su sitio, o sea en la trena, por
si el cabeza de familia comienza a mover
el árbol y caen de el más corruptos.
En
manos de esta gentuza está la democracia
española. Y si esto sigue así el invento democrático se acaba. Al tiempo.
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